23 de septiembre de 2011

No existes.

Es verdad, quería construir un mundo maravilloso,
celeste, asoleado, dorado casi, junto a tí.
Pero las palabras hasta ahora, han sido más hermosas que los hechos,
pese a sucesos que también lo fueron.
Pero, pero, pero, lamentablemente hay muchos peros.
Peros que suenan desde afuera,
desde y hacia el fondo de mi cabeza,
hasta mi corazón.

Voces, peros, palabras, certezas, que alertan,
el barco se hunde,
porque los principales son tan dispares,
sobre todo en este caso.

Aparecen seres dulces y buenos,
preocupados por el sufrimiento ad portas,
se agradece,
el calor de la preocupación y casi dan ganas de saltar de alegría,
pero en los instantes-distantes de soledad,
surgen las sensaciones, emociones, sueños platónicos que construí,
de los cuales ninguno se concretará.

Una parte de mi,
la que finalmente se come los chocolates y sale adelante,
no puede creer,
que las cosas tengan que ser siempre tan así,
de ilusiones que después se trizan en el aire,
de bajón,
con esa pena histórica.

Las inseguridades,
aquellas que casi nadie conoce,
alojadas en la mente,
afloran,
tratando de hacerlas lo menos entendibles posible,
¿que hace uno con ellas?

Asfixia de garganta,
que baja hasta el pecho oprimiéndolo,
las palabras bailan en mi cabeza,
todo tiene demasiado sentido,
pienso que quizás me ahogo en poquita agua,
que todavía es tiempo prudente para no caer innecesariamente,
porque no existes.

La certeza de la vía, la ruta correcta, que se ilumina,
mientras las palpitaciones quieren hablar más,
sonar sólo ellas,
que el resto de las voces,
las lógicas,
no existan.

El maltrato,
la carencia de todo hasta de maltrato,
¿para qué sufrir por algo que no es?
que es más liviano que aire,
esperar, esperar sentada, de cabeza, caminando, con el cuerpo ahi,
la cabeza puesta, escuchando, entendiendo,
pero la mirada volando,
los pensamientos divagando, lejos, lejos, muy  lejos.

Ensoñando lo que pudo,
lo que podría,
lo que se ansía hace tanto, tanto, tanto tiempo.

Escribir, escribir, soltar, vaciar la mente,
desvanecer la asfixia de boca, garganta y pecho,
que los malos pensamientos se alejen,
ganas de ideas oscuras, nada apetitosas,
ningún chocolate entrando por mi boca,
capacidad de hundirse en la tristeza más sincera,
sin que nadie pueda imaginarlo, sentirlo, palparlo,
ese dolor de uno, de la esencia,
que viene desde CA desde más allá, de siempre encima, adentro.

Volar, volar, chocar, trizarse, matarse, desaparecer,
no seguir,
no esperar,
no más certezas que digan NO EXISTES,
lo sé, lo sé, siempre,
pero las fantasías a veces, alimentan más que las certezas,
que la lógica, lo obvio,
la nada que se palpa,
los sentimientos que no surgen, ni brotan.

Pena, pena, pena profunda,
de día soleado, cielo celeste,
trabajo para dar y regalar y la garganta apretada,
el pecho contraído,
los pensamientos tristes,
sueños evaporándose,
alejandose de mi  lado,
así como la ilusión,
esperanzas,
nada, nada, nada, nada.

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