6 de septiembre de 2011

Equivocos abrilescos.

Ayer sentí, por un instante-distante, que tenía los oidos sordos para escuchar mi voz interna.
Un tanto aburrida de remar contra corriente,
sentir que todo por cuanto me la juego se ahoga innevitablemente.

Mirando a distancia,
con varias horas más sumadas a la existencia,
descubro desalentada que si bien no es tan así,
mucho sí hay de autodestruirse a placer.
Alojar en la mente, alma y corazón, las ideas menos alentadoras,
producto de las experiencias no apetitozas acumuladas en anteriores pasados,
y entonces,
sentir, pensar, actuar,
bajo directrices erróneas.

Las tribulaciones comenzaron a desaparecer,
en el acto mismo que la falta de interés,
desgano, bajón,
que no era más que la careta ocultando el más puro y sincero pánico esénico a sufrir,
comenzó a surtir efecto.
Apareciendo fría y distante, el gallito de fuego más quemante,
descubrió para placer,
que los colores eran los mismos amados, pero más intensos.

El pero está ahora,
en que tras la felicidad a borbotones,
vuelvo a esa práctica tan inhabitual en mi,
de dosificar las intensidades,
energías, el fuego, la pasión, la sin razón,
que se sale por todas partes...........

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