31 de octubre de 2013

Miedo.


Ayer y antier tuve mucho miedo mamita,
Miedo de la vida, del futuro, de saberme sin ti,
que de pronto todo cambia demasiado,
que la Manu tuvo ese accidente,
miedo a no saber qué hacer,
reaccionar,
salir adelante.

Miedo y vacio porque no estás,
porque de pronto siento que soy tan pequeñita,
tan frágil y el no tenerte aumenta la sensación.

Vivir en la casa sin ti,
que el enchufe de la entrada fallara,
que la Manu se accidentara,
un poco de incomodidad de sentir que tenga alguien nuevo sobre mis espaldas,
a quien defender, sacar adelante,
me pesa a veces, me da miedo ayer y antier,
y de tanto pensarlo, sentirlo, dolerlo,
hoy ya no siento así.

Será porque siento que después de tu partida no hay nada más importante,
nada que llene este vacio,
esa sensación que la primavera todavía no  llegó,
que sobre toda la vida, mi vida,
hay una tela gris invisible que impide el traspaso de la luz, los colores, la alegría.

No hay alegría en mi vida,
nada lo da,
en esencia todo es gris, triste, vacio, doloso,
mi corazón de tener color sería gris,
de latir lo hace pausada y lentamente,
desearia acostarme y dormir, dormir, dormir hasta que esta gris sensación desaparezca,
hasta que sea tiempo,
hasta que la vida vuelva a ser colorida, luminosa
¿volverá ese momento?

Tengo latentes los momentos lindos que pasamos juntas,
las dos tu y yo tomaditas de la mano en tu pieza,
yo en la cama, tu en el sillón viendo la TV o simplemente tomaditas de la mano conversando,
el vacio por esos momentos es enorme,
es tan injusto que te fueras, que se fueran antes que nosotros también fueramos viejitos.

Pensar que de ahora en más,
hasta que me toque morir,
no estaras,
no estarán,
es demasiado tiempo,
aunque fueran cinco meses, dias, semanas, años,
es demasiado tiempo,
injusto tiempo a transcurrir,
¿por qué no se quedaron añales junto a nosotros?
¿por qué rompieron la costumbre de longevidad?
¿qué será de ahora en mas de nosotras, de mi?
¿cómo se vive la vida sin ti, sin ustedes?

24 de octubre de 2013

Nostalgiandote.

Ayer y todo el tiempo te extraño mamita querida. Pero ayer, ayer tuve una necesidad extensa de que estuvieras y en tu pieza particularmente, ir a echarme a tu camita, que tomaras mi mano, nos miraramos en silencio y eso. Extraño tanto esos instantes cuando venía la Señora Laura y yo quedaba sin pieza y bien metiche y fresca me metía en la tuya, me tendía en tu camita, nos tomábamos la mano, veiamos algo en la TV o conversar de algo o nada y quedarnos así y ahi simplemente. Hoy, ahora, siempre, para siempre eso es lo más triste, me voy a quedar con las ganas de volver a repetir ese instante maravilloso. Te extraño tanto mamita, Blanca, abuelita de batman, tanto, tanto, tanto, como no imaginé, como no pensé, porque estaba segura, segura, que estarías para siempre a mi lado.

En el fetichismo heredado de mi papá, le tomé esta foto el otro día a tu pieza. Para inmortalizar tu espacio que de ahora en más y para siempre, siempre, siempre, estará sin ti, sin tu carita, tus manitas, tu bata morada, sentadita en el sillón, ay mamita linda como te quiero y como me haces falta. Bien decian todos los que sabían, que nunca se podrá comparar el tener con el extrañar, la ausencia con el vacio, el gozo que tuvimos con la nostalgia que dejaste. Y el sentir y pensar que será para siempre, en mi siempre, mientras viva esté es una eternidad, una medición de tiempo tan injusta ¿por qué mejor no permanecer a nuestro lado para siempre?

6 de octubre de 2013

Viernes.

Hablando con la Manu de las culpas que inevitablemente cargo, conté y lloré mucho ante la idea de todas las malas decisiones que tomé en el último tiempo con respecto a ti. Aprender, me pregunto si lo haré, que por mucha rabia, frustración, que uno tenga con SU VIDA, debe recordar que ya no es tiempo, ni edad para resentirsela a otros, en este caso indirectamente a ti, si finalmente los caminos de la vida, siempre lo he dicho y lo mantengo, uno los va construyendo. Por alguna razón estúpida de ceguera total, he pasado mucho tiempo de mi vida frustrada, enojada, enrabiada, conmigo misma y mi vida y todo lo que no he podido alcanzar, pero me pregunto ahora que no te tengo y que tu ausencia y la culpa me matan ¿solucioné algo con esa actitud? Obviamente que no, tan solo sentirme pesimamente mal ahora que las cosas son como son y no hay vuelta atrás, ni posibilidad alguna de enmendar los errores tipicos de una inmadura estupida.

Pero no quiero que el recuerdo que me quede de ti, de nuestros años buenos, de tantos años juntas, sea única y exclusivamente, todas las cosas que hice mal. Porque sé y Manu me repite, no todo fue tan pésimo, tenía muchos detalles contigo, te quería pero era malo expresarlo mucho porque sentía que me convertías en tu ancla al mundo y el peso no lo quería cargar. Pero tuvimos muchos años buenos, muchos secretos compartidos, cosas por vivir, noches de series tomaditas de la mano.

Recuerdo una y otra vez y de veras ahora que ya no sé si sirve, trato de ser como tu, recuerdo lo inmensamente generosa que fuiste siempre, lo buena, por lo menos muy buena conmigo, que soportaste mis malos humores, mis miedos después del terremoto que no eran más que la tristeza plena por la muerte del Gremnlin. Aceptaste que durmieramos tanto tiempo en el pasillo de la casa, las dos juntitas en mi cama, pero metida en el pasillo, que según nosotras era el lugar más seguro de la casa. Tantos momentos post terremoto que compartimos juntas, noches de remesones, tomaditas nuevamente de la mano, los programas de TV que empezamos a ver, por la necesidad mía de no separarme del ser vivo que tenía cerca, tu precisamente y que sin pedir lo necesitaba tanto, tanto, tanto y tu tan generosa y amorosa, te diste por completo a cada una de mis locuras, exageraciones. Ay mamita de mi corazón, por qué será que uno aprende las lecciones más importantes cuando ya no puede volver el tiempo atrás y hacer todo lo más posible para que todo sea perfecto, perfecto y maravilloso para tí....

Pero no puedo ni quiero quedarme con la sensación que fui un monstruo en tu vida, porque sé que para muchas cosas no fue así, que teniamos nuestros roses, nuestras muchas peleas, mis enojos y palabrotas para arrepentirme el resto de la vida. Pero no quiero ni puedo quedarme con lo malo dentro, porque necesito luz, necesito guardar un recuerdo lindo de nosotras, de ti, de mi, porque sino esta vida sin ti, va a ser una soberana mierda.
La conciencia será otra a la que tengo que convencer que no me atormente tanto o al menos, no tan seguido, que está ahí presente siempre y me recuerda todo lo que no hice, pero qué se gana en el martirio si el tiempo es lo que hay y ya no puedo remediar nada. Te juro que si se pudiera lo haría, como queriamos con la Manu de bañarte cuando volvieras del hospital, cuidarte, darte la vida aún mejor que la que pensábamos que te dabamos.
Es muy triste e injusto quedarse con la imagen que uno no entrego todo lo que quería, sobre todo si desde chica pedí tanto, tanto, tanto, que no llegara nunca este momento en el que ustedes se fueran antes que yo y sobre todo, tanto antes que yo. Si éramos todos longevos por qué tenían que irse tan pronto, si estuvieron sus papás para ustedes tantos años, por qué ustedes para nosotras no....

(Y en la foto, lo de atrás rosado, soy yo)

1 de octubre de 2013

Rememoranzas.

Tengo por suerte a mi querida hermana Manucita, que me eleva los pensamientos con sus frases coherentes sobre "dejar ir a los muertos sin quedarnos tristes", porque la dejamos ir, porque aunque su muerte nos duele, nos pone terriblemente tristes, no hay que pensarla en triste, no hay que recordarla en lamentos, porque los vivos que se nos van muertos, deben ser recordados, nostalgiados, rememorados alegremente aunque nos duela su partida.

El tema católico de la culpa, la que arrastramos y que hace de nuestros muertos mas bien llagas que seres preciosos, con los que compartimos la vida. Mejor sería tenerlos, sin lugar a dudas, pero si la muerte, la partida, fue buena, sin dolor, innevitable, buena, sin dolor, con todos sus hijos cerca, con los seres queridos también, entonces aunque el espacio vacío que dejan, que dejaste, es para siempre, tendriamos que rememorarlos lo más felices posible y sin excesiva pena (aunque tengamos mucha).

Pues me cuesta, encuentro lógico todo lo que me dice mi hermana, lo entiendo, lo analizo y encuentro que así es, pero vivirlo, practicarlo y experimentarlo, son cosas diferentes. Siento que a la hora de los quiubos, pienso, pienso mucho, con un apretón de estómago, de pena, honda y profunda pena, por todo lo que no hice, dije, cuando estaba ella aqui, en vez también de pensar en lo que si hice, estando juntas.
Esa sensación-acción, de azote en el que es más fácil, normal, común, pensar que uno es una persona mala por todo lo que le falto hacer, en vez de valorar lo que si pasó, los buenos momentos que fueron muchos, es algo que me persigue por muy lógicas y coherentes sean las palabras de mi hermanita Manucita.

Siempre lo primero que traigo hasta mi mente cuando pienso en ella, es en los momentos no tan esplendidos de nuestra vida......... ¿por qué? Tengo que hacer un esfuerzo de aquellos para evocar también lo bueno, las demostraciones de mi amor, la preocupación, los detalles, los pequeños momentos, que eran los mejores. También es cierto que será porque me haces una falta de aquellas, que hay tardes en las que quisiera ir a meterme a tu pieza, recostarme en tu cama, mientras tu desde el sillón me hablas, tomar tu mano, contarnos cosas simples, importantes, estar otra vez juntitas, tomaditas de la mano, mirar tu carita, lanzarte besitos. Te quiero tanto mamita, te extraño tanto, me haces muchisima falta....