21 de abril de 2018

Dejar atrás.



Le pregunto a mi interior, ¿quieres alejarte para siempre de todo cuanto te lastima? Entonces, antes de responder pienso en lo construido para tener una vida feliz, no radiante pero feliz, y sobre todo en paz. Queriéndome y protegiéndome de aquello que quiera pasar arrasándome, de los que no me respetan, ni me ven, por lo tanto, no me quieren.

Sé que arrepentirse de lo vivido, solo acarrea frustración. Aconsejable es, reconocer los errores, aprender de ellos e intentar no cometerlos de nuevo. Entonces respondo, sí, quiero que lo malo, negativo, que no me ve, no me siente, ni me quiere, desaparezca para siempre, y queden conferidos, a un pasado, que pronto se diluya.

Para la vida presente y futura, quiero caminar, mirar árboles, observar al mundo, continuar mi práctica, escribir sin parar, ojalá leer más que hasta ahora, viajar y tener a mi lado, a la gente que quiero y me quiera.

Yo l@s quería por lo que eran, no porque l@s necesitaba. Ell@s solo me necesitan, pero no me quieren.

Gracias CRA, por este instante de memoria, para reflexionar y no olvidar, que tomo esta decisión como un mantra, en busca de la felicidad sin exageración, para mí y desde ahí para tod@ lo que me rodee.

10 de abril de 2018

Despedida.


Prometí no dejar que la pena adormeciera mis propósitos,
que la sorpresa alejara los días de dientes de león,
días de enamorada.

Porque la brisa que viajaba con tu presencia,
me hacía cantar,
mirar al mundo con ojos luminosos, coloridos y aromáticos.


Lejos quedaron los tiempos,
de aquellos que perdieron la fe en mi,
quedándose con historias erradas,
sin dejarme hablar
y alejándose para siempre de aquí.



No repetiré el error,
no dejaré que palabras de otros,
acallen, apaguen, la luz que proyectas en mi,
creo de ti lo que sé 
y con eso me quedo,
cerraré mis oídos entre mis manos,
mientras evoco lo que tu presencia dejó en mi,
agradecida siempre, siempre, jamás
al de ti, que habita en mi interior.



Prometí no dejar a la pena adormecerme,
que la sorpresa alejara los días de dientes de león,
días de enamorada.

Prometo,
tu nombre por siempre jamás, 
será memoria de aquellos días,
días de viajar agarrada a tu imagen,
brisa de días viajados,
cantándole a los árboles,
atesoro en la memoria tu imagen,
de días de caminatas contemplando el mundo luminoso y aromático,
nada cambiará,
ni lo que soñé,
menos lo que te enamoré...

7 de abril de 2018

A veintitrés horas antes.

Es la primera vez que me detengo a escribir en estas fechas,
espero que sea la última también,
ya que los motivos carecen de alegría.

Una parte de mi sigue sumando vida,
disfrutándola y no pensándola,
porque sé que de hacerlo,
inevitablemente caería en días como hoy.

Tanto, tantísimo que flota suspendido en el aire,
en esa nebulosa que rodea a mi burbuja,
tanto que no logro comprender,
que a veces,
torna mis horas de tonos opacos.

La otra parte de mí,
que está a veintitrés horas de un nuevo nacimiento,
se detiene un instante 
y comete la torpeza de pensar,
pero no de interrogantes por mi futuro,
hablaría mejor de mi, si así lo fuera,
sino que por pensar
e inevitablemente sentir.


Pensar en el que habita en mi interior,  
ese que no sé si existe
o si existió 
y sin embargo su ausencia lastima...


Alguna vez dijo que lo suyo era la gente
¿cómo puede ser eso cierto? Si no tiene educación, consideración, por gentes, entre esas, yo.
Intento alejar las formas, 
a veces también a las ideas, 
con las sensaciones es más difícil, 
a los recuerdos los traigo encima a cada instante,
conjugándose con las memorias,
las cuales, me trasladan a él.

Pero sé que terminaré topando con aquella muralla,
que responderá: "no lo conoces en lo absoluto, porque no existe, porque de él hiciste una idea, una imagen, que  solo habitan en tu interior".


En el pasado inexistente del hubiera o debería,
tomo el debería y le agrego quisiera.
Debería bastarme con la imagen,
con la esencia, 
aunque una sea falsa y la otra inexistente,
para salir a pasear y soplar dientes de león,
admirarme con la copa de los árboles,
abrazarlos.
Pero la insatisfacción que a mi ADN remito,
quiere, quisiera, quiero, quiere más.


Sé que pasará,
que lo olvidaré 
guardaré, como a los demás
y justamente porque todo indica que será así,
hago uso de los tiempos inexistentes como querer
y le agrego: querer con el corazón, con las venas llenas de sangre
solamente pensar en los momentos que sentí, presencié
llené de evocaciones. 



Por eso pido, 
jamás odiarlo, menos despreciarlo, 
simplemente olvido, 
desmemoriar su imagen,
enmudecer a sus palabras,
quedándome con el que habita en mi interior...

3 de abril de 2018

Una década.

Diez años papito querido,
una década como dirías,
tantos años sumados,
tanto tiempo lejos de ti.

Tantas historias que siguieron sumándose,
como las nostalgias que dejaste en mi,
en las tres gracias,
en la Blanquita
y cada uno de los todavía queridos y cercanos - lejanos amigos.

Papito mío y querido,
tanto que quisiera contarte, compartirte,
ahora que estoy más vieja, 
no creo que nunca sabia como tu, 
menos culta,
quizás un poquito más inteligente,
muy sentimental,
siempre nostálgica,
tanto que quisiera contarte, hablar de hija más grande, con mi papá amado,
mirarte a los ojos, tus ojos grandes de mirada romántica, acariciar tu cara papito mío, continuar muchos miles de segundos, contemplando tu carita, tus ojos, quisiera darte un beso. 



Ahora que los dos somos grandes,
que las pasiones podemos más o menos contenerlas,
y abrirte el corazón sin descalificaciones,
pensarte, pensarnos, compartir ideas, entender al mundo desde tu visión, cerrar círculos a través de tus palabras. 

Tantas veces que he pensé que eras eterno,
que tu y mi mamá estarían siempre a mi lado,
que los que faltaban, los que se iban, los que  morían,
eran otros, otros papás, los de otras personas, personas distintas a nosotros, distintas mal, porque nosotros "los cinco", somos, éramos, seremos, fuimos, somos, los más distintos, distinguidamente distintos, especiales, mágicos, sublimes, únicos e irrepetibles. 



No logro acostumbrarme al mundo,
encerrada en la burbuja que tanto odiabas,
me conecto con lo que quiero, lo que más quiero,
aquello que le da peso y sentido a mi vida, 
a la historia, a la que puedo construir.


Inmersa en un mundo que no me interesa, 
en el que casi estoy por inercia, 
donde los amigos dicen serlo y desaparecen, 
donde las personas que te quieren dicen quererte, estar y se alejan. 
Nosotros éramos los únicos para siempre, intensos, sinceros.



39 años pude disfrutarte, padecerte, quererte y viceversa,
años que marcaron la ruta. 
Nunca más encontré alguien que quisiera acompañarme a caminar, 
a recorrer la vida, el destino. 
No volví a toparme con nadie interesado en mi historia, en quien soy, para dónde quiero ir. 



Papito, papito, que pena que la vida sea así,
que malo que no fuéramos eternos y hoy como cualquier otro día,
pudieras estar a mi siempre lado, 
viendo como maduro,
como entiendo todo mucho más 
y aprovechar mil instancias para abrazarte, 
para decirte suave -casi imperceptible-, lo mucho que te quiero, 
lo feliz y orgullosa que soy por tenerte como papá, 
o orgullosa que soy de parecerme a ti.

Te quiero papito mío, amado, ensoñado, sublimado, único e irrepetible, te quiero, te quiero, te quiero, te extraño...