26 de septiembre de 2015

Mamita.

Dos años y dos meses,
redonditos,
frescos como la memoria,
que cada día de alguna forma,
te mantiene alrededor nuestro.

14 de septiembre de 2015

Adiós.

En otros tiempos,
la mochila iría llena de remordimientos,
cargos de conciencia,
será la decepción por los años pasados,
lo entregado y desperdiciado,
no lo sé.

Tan solo puedo hablar por el presente,
en este hoy, ahora,
quizás un poco más crápula de lo debido,
más egoísta,
cuido la tranquilidad de mi metro cuadrado,
mi espacio, los verdaderos deseos,
el corazón, los sentimientos,
sin culpas.

Una acción marcada,
abre las ventanas a tiempos felices,
donde no se hará lo que no queramos,
que no sintamos de corazón.
Sinceridad.

Quiero creer, confiar, esperar,
que en el vacío del dolor, tu dolor,
las ausencias palpantes,
permitan hacerte entender tus malos actos, los egoísmos, los individualismos.

No sé si así será.
Sé que no soy quién para juzgarte,
de todo corazón,
deseo que tu viaje sea leve,
reencuentres a todos los que tanto añoraste,
que tanta falta te hicieron.

Aquella parte que mostraste,
la dulce, buena, la de la princesa hermosa,
fue grato conocerla.
Jugar las tres juntas, a que eras la más hermosa de las princesas,
la más refinada, eso sí la más generosa,
la que debía pagar por compañía,
la mía, la de ella, la de las dos.
No sé si lo supiste, pero la mía era genuina,
realmente quería conocer a aquella princesa tan hermosa,
que se posaba ante mis ojos,
escuchar tus historias, las de amor, de viajes, de familia,
tendríamos que haber ahorrado los matices posteriores,
pero sabemos bien que la esencia sale a pasear,
aunque la ocultes en baúles con llave.

Fui culpable de creerne abierta,
negar que hay espacios y líneas que no debemos cruzar,
hasta que lo opuesto llegó, desagradando, molestando.
Ingenua de mí, al creer que se podía juntar,
el opuesto con el inverso.
.
Evidenciando que aquellos lazos no podían eternizarse,
reconozco lo grato de conocerte, conocerlos, 
entrar por esas puertas,
compartir, viajar, mirar, conocer
y como todo lo idealizado,
desapareció al tiempo que afloraban los matices grises,
nuestras esencias opuestas y adversas.

Me quedo con los buenos recuerdos,
con la memoria de tiempos y momentos -aunque engañadores-,
gratos, raros, pero gratos.
Vivir espacios, tiempos, sueños, realidades distintas.
Por instantes, aparecen y me guiñan,
por instantes, las recuerdo,
por instantes, las guardo.

Hago un minuto de silencio para ti,
que alcances los reencuentros añorados
y que vuelvas a ser feliz, 
como en las historias de la princesa más hermosa y elegante,
Un beso y un abrazo......