18 de septiembre de 2007

Desaparecido en democracia.....


Julio López, a un año de su desaparición
Recién después de varios meses, los gobiernos nacional y bonaerense admitieron que era un caso político. El misterio sigue rodeando al suceso. Las sospechas de los organismos de derechos humanos y de los familiares.

Miles de fojas colmadas de falsas pistas, procedimientos fallidos, denuncias armadas para desviar la investigación, el hallazgo de 60 cadáveres con otra identificación y ningún detenido constituyen, al cabo de un año, la única consecuencia producida por la desaparición, el 18 de setiembre de 2006, del albañil Jorge Julio López.

Este hombre fue uno de los testigos del juicio contra el represor Miguel Etchecolatz, condenado -ese mismo día- a prisión perpetua por la comisión de delitos de lesa humanidad, en el marco de un genocidio.

Tampoco apareció López vivo, ni aparecieron sus restos, ni se cumplió la profecía de los primeros días que aseguraba que se había perdido, o que estaba escondido y consternado por la experiencia vivida en los Tribunales de La Plata. Al gobierno nacional y provincial le llevó varios meses admitirlo, hasta que no le quedó más remedio que reconocer su desaparición por razones políticas y advertir que los responsables son miembros de las fuerzas de seguridad en actividad y retirados.

Pero eso no trajo aparejado un avance en el esclarecimiento del misterio que sigue rodeando al caso. Los organismos de derechos humanos están seguros de que nunca habrá información veraz, mientras la investigación siga en manos de la misma fuerza que está sospechada de haber ejecutado la desaparición.

"Nosotros no buscamos a Jorge, porque no se fue por sus propios medios ni es un animalito perdido. Reclamamos su aparición y el castigo a los responsables de su secuestro''. Nilda Eloy, su compañera de querella en la causa contra Etchecolatz fue una de las primeras en sospechar que aquel día de setiembre Jorge no había sido víctima del pánico, sino de los mismos que treinta años atrás lo habían desaparecido por primera vez.

Trescientos sesenta y cinco días después de aquella jornada dramática, que transcurrió en dos escenarios, el del estallido de la emoción y la celebración de quienes presenciaban la lectura de la sentencia, y la angustia de quienes intuían que el albañil podía ser el costo de aquel objetivo largamente acariciado, el poder político no tiene respuestas para ofrecerle a la sociedad, ni a la familia de López, ni a sus compañeros.

3 comentarios:

Lena dijo...

Leer estas cosas me da terror, de esos de paralizarme... y eso nos demustra que esa gente esta ahi, hasta cierto punto organizada...todavia....

PAZ TRAVERSO dijo...

Este caso siempre me ha dado un estupor que me enreda el estomago ..
Es la IMPUNIDAD en su màs brutal expresiòn ...
Gracias por traerlo al tapete , yo he firmado miles de cartas pero que màs se puede hacer ???????
Besos

TichaPitrufina dijo...

Sí, recuerdo claramente cuando vi las noticias el año pasado y varias veces me he acordado sin saber que aun seguía desaparecido.
Lo más atemorizante es que estas malas prácticas se pegan, cruzan fronteras como cualquier virus.
Salu2.