8 de abril de 2014

El primer amor...

Mi querido M, pensar que durante tantos años soñé, fantasié con la posibilidad de reencontrarnos. Tantos años recordando tu nombre completo, tu fecha de nacimiento, los instantes vividos juntos, papelitos escritos por ti, restos de cartas, fotos. Y basto nada menos que este viaje, entrar a la pastelería de Los Neufeld y preguntar por Memo, para que todo esto ocurriera.

Si permanezco inmersa en mis recuerdos, revivo una y o tra vez, cuando te descubrí fuera de la pastelería, cerca del auto con el mismo logo de la tarjeta que me mostró Memo..... me dió tanto nervio que no fueras el mismo de la primaria, que no vistieras jeans, que ya no tuvieras 13 años, no estuvieras con tu bici.... que salí corriendo escaleras dentro de la pasateleria..... eras tu y a la vez no eras el que estaba esperando, como yo, lamentablemente ya no soy aquella de hace 32 años..... y pensar que en esencia seguimos siendo los mismos, mucho más que Memo, ¿será nuestra inmadurez pese a salir adelante y trabajar?, tu a veces en actividades no tan legales, pero no por ello menos padre de cuatro hijos, abuelo de una niña. Pero efectivamente había algo en ti, despues cuando nos fuimos a comer, que hacía ver al de antaño sin el paso del tiempo, no tanto por la spuesta inmadurez, sino más bien por ese algo, único, innevitable, que tienen algunas personas de mantener la esencia pese al paso del tiempo.

No dejó de pensar y sentirme halagada al saber que  me buscaste, volviste a Gregorio Dávila 14 a por mi, no era solo yo la que quedó pegada.... y aunque en mis oídos retumbaba "el aparecido" en mi mente e imágenes, estás sólo tu...
Por eso me resulta tan dificil creer que hayas sido mala persona, capaz de hacer cosas malas... y sin embargo lo contaste, aunque no por los mismos motivos. Y quizás despues de contar muchas veces la historia, tu historia, descubro que puedes tener corazón, ser amoroso, bueno, atento, deseoso de contar todas tus historias y al mismo tiempo la otra persona no tan legal, honrada, buena, sensible, mal marido, quizás mal padre, egoísta, machista. Esa incognita compartida con Memo, que tantas veces le hice ¿será posible que nuestro querido M, pese a la vida recorrida, pueda ser independientemente una buena persona, noble y cariñosa con sus compañeros de primaria? Y ante el inminente desconcierto y un poco de temor, algo de mi no cree o no quiere hacerlo y se aferra al pasado, a lo que la esencia brota por tus poros y me guiá el ojo buscando en mi corazón, una cuota de confianza a por ti...

Y en el debate interno, por confiar y entregarme o alejarme, vuelven las dos veces que nos vimos, lo bueno, muy bueno de vernos, estar ahi con Memo o solos, frente a frente, solos, nuevamente desues de tantos, tantos años. Y el corazón puede más, aunque fuese un corazón enamorado de hace 32 años, que se detuvo, congeló el momento, lo hizo increíble, maravilloso, único e inolvidable, intensa y exageradamente como puedo ser y hacer las cosas. Aunque ante los ojos de Memo, sean conceptos, palabras, ideas infantiles, y pues es que así soy: infantil y capaz de congelarme enel tiempo, vivir y recordar a través o del pasado y algún día recobrar a las pesronas o momentos atesorados en el tiempo.

Y entonces regresan a mi mente, la última noche que nos vimos y que caminando a tu auto, hablaste de ocmprar la casa amarilla de Libertad y Bruselas, donde viviriamos con nuestros hijos, sirvientes y mascotas... no podía mirarte mientras lo decías, porque el rubor, felicidad, eran más fuertes que todo.... ahora eras tu quien soñaba o pretendía hacer realidad mis ensoñaciones, el mundo pudo acabarse esa noche porque yo ya había alcanzado mi estrella.

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