13 de enero de 2012

Volverse a conectar.

Durante mucho tiempo, cada que volvía a creer en la suerte, temía encontrar la invitación a adentrarme sin tapujos, a mi "mundo interior". Era más joven que ahora, siempre optimista, con demasiadas ganas de vivir, vivir intensamente el amor, los amigos, viajes, deleitarme a través del paladar, los sentidos, escuchar todas las musicas más hermosas y las que me gustan aunque no lo fueran tanto. La intensidad, energía, alegría de la juventud multiplicada por las ganas que siempre he tenido por estar, existir, vivir, desaforada, loca, intensa y desesperadamente.

Y al encontrarme con la invitación constante a introducirme al "mundo interior", lo encontraba lo tramposo del mundo. Como si la vida no me quisiera realmente, como si no esperara que fuera feliz, me desarrollara positivamente en el mundo de los humanos, los otros, mis nunca iguales y en ese desarrollo logrará la integración ¿Por qué tanta invitación a irse pa dentro, pal mundo aquel al que no todos, más bien ninguno más que yo puedo ir?

El tema es que aquella invitación continúa apareciéndose en mi vida, de tanto en tanto o de tanto en siempre. Sólo que antes tendía más bien a esquivado del todo.
Y resulta que para comenzar un nuevo año, la invitación vuelve a aparecer.
Además de ocurrir en plena terapia de diván, en donde no aguanté más y le pregunté a mi psicoloca por qué ese afán del mundo, el destino, la historia, a llamarme por un sendero tan poco recorrido por otros.
Palabras, explicaciones y muchos sentidos que fueron alojándose en mi mente, palabras que comenzaron a sonar en mi cabeza, ideas, pensamientos, imágenes, recuerdos, nostalgias y finalmente la caída innevitable, más no por eso menos agradable y necesaria del veinte aquel, que le da sentido a todo aquello que está más clarito echarle agua y al que le hacemos el saque de meta lo más posible.

Es decir, vuelvo pa dentro, acepto la invitación y me interno en la profundidad de mi ser, de aquel que nadie, absolutamente nadie conoce más que yo. De pronto, será la edad, el cansancio por luchas innecesarias y agotadoras, el verano, el sol que hierbe sobre la cabeza, no lo sé todavía, pero finalmente todo termina teniendo el sentido correcto.
A veces siento, sobre todo cuando pienso en estos temas, que de haber sido otro mundo y yo más madura en el momento adecuado, debí ser misionera y partir a trabajar por otros. En un rapto de romanticismo, en otro de la esencia de darle a los demás un poquito de lo mucho que carecen y en esa entrega, recibir todo aquello que se me ha negado. Mi psicoloca dice que en este camino que se abre ante mis ojos, puede que descubra que muchas, muchisimas de las cosas, situaciones, intensiones, sensaciones, por las que he vivido, sufrido, amado, aparezcan como realmente son y descubra que no todo era como yo creía. O que lo que se supone espero, realmente no lo espero, porque tengo otras vías para obtenerlo.
No lo sé, una voz lejana me responde que lo que se da fácil, no provoca emoción alguna, por lo tanto vamos por buen camino.
Que Diosito me coja confesada!!

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