26 de septiembre de 2014

Catorce meses.

Hoy hace un año y dos meses,
también fue viernes 26,
la luz del día era parecida,
aunque todo presagiaba el final,
el surrealismo de la situación,
hacía que todo a nuestro alrededor fuera diferente.

Hoy hace un año y dos meses,
a las 18 horas una luz (divina) atravesó la ventana 
y se posó majadera sobre tu rostro,
invitándote a viajar,
regresar a donde están todos tus (otros) queridos seres,
Eduardo, tu papá, mi papá, los abuelos, Gremnlin, Escobita, la Quetzi, el Gregorio....

Hoy hace un año y dos meses,
también es viernes 26
y quiero pensar que aquello de haber puesto ésta foto en particular
y que apareciera tu nombre,
fue un cariñito que desde lejos me hiciste,
una demostración que estás,
que estás siempre,
rondándonos,
cuidándonos.

Así como yo, al menos,
cada que llega el 26, 
te extraño  más que antes
más que todos los días de la vida que te llevo en mi mente,
en el corazón
y deseo tanto, tanto, tantísimo,
tenerte a mi lado.

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