26 de julio de 2014

Un año sin Blanquita.

Nunca me he conformado con la muerte de ninguno de ustedes.Ni con la de los abuelos, menos la de mi papá,
mucho menos ahora la de mi mamá.

Ingenua e infantil, siempre pensé que nosotros éramos inmortales y por tal,
estaríamos juntos, vivos, por siempre jamás. Como en los cuentos
infantiles.



Hoy que se cumple el primer año de la muerte de mi mamá, me encuentro en la
disyuntiva de no saber qué hacer con la vida. Siempre lo presentí, a
temprana edad lo supe y ahora lo confirmo: ustedes y yo junto a ustedes,
eran mi vida. Por eso ahora no tengo sendero que continuar, esperanzas
que alcanzar, metas, objetivos que plantearme. 


Los pies pesan sobre la tierra y en la desolación, dolor, tristeza,
abandono, desamor, como, trago, engullo y devoro, todo cuanto se cruza en mi
camino. No tengo amor, no soy feliz, de pronto los amigos se
transformaron en todo menos eso: amigos, compañeros en las buenas y en
las malas. Más sola que nunca, que siempre jamás, mientras pretenda
continuar sin ustedes.



Las naves de México izaron velas y partieron sin mi. A los amigos los
disolvió el tiempo, cada uno de los años que aguardé por el reencuentro
hasta mis mejores años de mi vida, ya nada permanece, todos hemos
encanecido y ellos en particular,  cerrado las compuertas de la
verdadera amistad, de los sentimientos más puros, del amor, de los
dulces y gratos momentos compartidos. Permanecen los Antonio, Beatriz, Joselo, Armando, los "amigos de mis papás", además de los recuerdos, las
nostalgias, México país, Guadalajara ciudad y quizás la esperanza como
estrellita opaca y fugaz, de recomenzar, volver y empezar desde un cero +
uno, para vivir y navegar entre nostalgias, recuerdos, añoranzas, los
amigos de mis papás y quizás los nuevos personajes que me permita
recibir.



No lo sé, todo eso no son más que evocaciones, sueños. Certero sólo es la
pena, la sensación de vacío, la vida sin ustedes ya no es tal, la
certeza que de elegir, preferiría marcharme junto a mis papás.


No lo sé, nada sé.
Tan solo que extraño enormemente mi vida junto a ellos. La vida simple,
complicada, dura, alegre, turbulenta, que construimos durante 44 años
con mi mamá y de 39 años junto a mi papá, qué decir junto a los abuelos.
Y ahora, aprendiendo de los errores, está la Manu, pero sin ustedes,
siento que no me es suficiente. No tengo motivos, peso, razón, los pies
pesan sobre la tierra en la medida que continúe destruyéndome al comer y
comer, pero es un peso muerto porque el cuerpo y el alma, transitan
desorientados, desolados, vacios.


Te quiero mucho mamita, abuelita de batman, lamento descubrirlo,
aceptarlo, vivirlo, sentirlo, cuando ya no estás para decirtelo de todo
corazón.


Fuiste y serás la mejor mamá del mundo, gracias por la compañía, por los
abrazos escasos, las preocupaciones, las miradas, los apretones de mano,
eternas ayudas, salvadas, protecciones. No me alcanza decirte que tengo
lo que me queda de vida para extrañarte, no me alcanza, porque lo único
que quisiera es que estuvieras junto a mí.


Ojalá pudieras iluminarme en la busqueda y encuentro de la ruta a seguir, porque no sé si quiero permanecer sin ustedes.

No sé nada más que te quiero, te extraño y daría tanto todo, por volver a
estar contigo, junto a ti, bañarte, cuidarte, demostrarte mucho más, lo
que te quiero.

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