9 de junio de 2025

Atila!!

 


Mi querido Atila,

Esta vez sí que coincide la memoria que guardo por ti, con el día, ese tan triste, en el que te encontré en la calle de Miguel Claro. Triste simplemente triste, porque nunca más ibas a maullar con ese tono agudo y tierno, con el que lo hacías. Tampoco podría mirar tu mechón blanco en el cuello, ni tus colmillos largos y hermosos que combinaban con el negro de tu cuerpecito. Todo eso se perdió porque aquella mañana en que iba al trabajo, te encontré en la berma de la calle de Miguel Claro, muerto. Te traje de vuelta a la casa, te guardé, dejé en el horno, para que me esperaras, no podía hacer el rito de enterrarte en ese momento. Vivíamos solos tu, Escobita, Cuchi y yo, así que partí al trabajo y al regresar, te enterré como merecías mi vampirito, mi Atila hermoso. Y ese triste día, aunque logré encontrarte como no pasó con tu papá Cuchi, fue un 7 de junio.

Te encontré, es verdad, tuve esa suerte. Durante mucho rato y después días, meses, años, me quedé con la sensación como si no te hubiera encontrado, pero sí lo hice, aunque estuvieras muerto. Pero te encontré y pude enterrarte en tu patio, de tu casa, ésta en la que sigo habitando y donde estás de alguna forma sigues estando.

Nunca te tomé una foto y sin embargo o quizás justamente por eso, recuerdo nítida tu imagen, tus características peculiares, como la mancha en el pecho, los colmillos, tu nariz respingona, el sonido de tu maullar. Estás entero en mi memoria, mi gatito bebé.

Amor eterno para ti, mi Atilita!!!

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