26 de marzo de 2013

Noches azules.

Parad los relojes, desconectad el teléfono,
dadle un hueso al perro para que no ladre,
acallad los painos y con tambores amortiguados
sacad el ataúd, traed al cortejo fúnebre.

Que los aviones vuelen lastimeramente en círculos
escribiendo en el cielo el mensaje "Él ha muerto",
rodead con crespones los blancos cuellos de las palomas,
que los policías de tráfico lleven guantes negros.

Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi mediodía, mi medianoche, mi conversación y mi canción;
yo creía que el amor duraba para siempre: me equivocaba.

Las estrellas ya no hacen falta; apagadlas todas.
Guardad la luna y desmontad el sol,
vaciad el oceáno y barred los bosques;
porque ya nada puede servir para nada.

(Blues funerarios de W.H. Auden)

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