25 de abril de 2012

Lejos de casa.

Una semana y un día completos lejos de casa.
A ratos me sentí pequeña en la inmensa ciudad, todo el tiempo poco acogida (a excepción tuya mi querido Luciano). Las mujeres muy flacas mirando feo de arriba hacia abajo y los hombres, bueno los hombres son tema aparte.
Alguna vez pensé que México o Argentina serían los lugares donde encontraría al amor, pero ya con este viaje, descubro -para mi pesar-, que ese hitems no es menester mío, en esta vida. Y retomando mi espiritu siempre optimista, no deja de ser bueno clarificar ciertas cosas. Más si son de las que tanta energía gastan.

Una vez armada la coraza contra ellos y ellas, el mundo se planta frente a mi, de manera distinta. redescubro lo mucho que me gusta la soledad, estar sola, aunque no estuve muy paseadora en esta ocasión, pero me gusta. Disfrutar el comer sola en un lugar publico. Ir al cine. Caminar por las calles, sentarme en una plaza, mall o equis lugar. Tanto como en esta última noche, sentada en una pizzería, mirando por la ventana al mundo pasar, con el placer infinito que me produce observar.

Pienso, a veces, que es mi aire y convicción de independencia, lo que me aleja de la gente, los homrbes, pero ni modo no cambiaré mi placer preciado pa ver si por si las moscas ocurre.
Como Bert (Bert: el último joven virgen: www.miseptimapasion.blogspot.com), debería jurar que ya no buscaré, menos ilusionaré, quizás no mirar a los ojos es una buena estrategia, pero a diferencia de Bert, no ya con la intención que algo suceda, sino más bien no mirar, no saber, no conocer, no sentir.
¿Se podrá cerrar esa valvula sin convertise en una amargada?
Comprender y razonar lo inentendible, como si fuera una fuerza externa y poderosa, contra la cual no se puede hacer nada.
Sus menos 43 años, es tiempo suficiente para entender el mensaje y en vez, entonces usar esa energía en Jerónimo y las otras posibilidades literarias que estén por venir. 

Leer, retomar el taller de Pablo con verdaderos bríos (aunque por el año en curso, no los tenga tan al 100%). No sé.
Pero volviendo a  lo crucial, a Baires, Bafici, esta semana de silencio eterno, tranquilidad, ritmo pausado o al menos, a mi ritmo sin tener que responder a nadie, ni dar cuentas me gusta, me gustó mucho, muchísimo, si pudiera existir la perfección, sería todo lo vivido, experimentado más la absoluta soledad de un espacio propio, una pieza de hotel o como el apart hotel de la Ale. Como decía mi padre ¿existirá tanta belleza?, bueno él estaba más bien preocupado por la duración, yo todavía estoy en la búsqueda.
Pero mi querido Baires, recorriendote o no, tus amplitudes, son y serán siempre un placer visitarlos, caminarlos, observarlos.

No hay comentarios.: