Nostálgica es mi esencia, todo tiempo pasado fue mejor. Transito en busca del lugar correcto para ser feliz: con amor, amigos, cerca del mar, viajando constantemente, con un cine cerca y siempre, siempre rodeada de Gremnlins, gatitos, perros, pajaritos y árboles.
30 de noviembre de 2024
25 años sin Andrés SA.
18 de noviembre de 2024
La Negra........... Tomasa!!!
A través de esta hoy "reliquia" tecnológica llamada Blog, hace muchos, pero muchos años atrás, buscando y aprendiendo, además de leer blogs interesantes, conocí un blog, que escribía los mejores comentarios de cine que he encontrado. Se notaba que tenía cultura, sus comentarios no eran sobre si la película era buena o mala, sino que iba más atrás y más adelante. Hacía un análisis interesante, sin usar palabras difíciles ni conceptos rebuscados, era realmente un placer leer y aprender. Después supe que el autor, llevaba por nombre Christian del Moral, que era oriundo de México y que vivía en el gabacho, dígase Estados Unidos. Bastó con una vez que le hice un comentario alabando su pluma (tecla) para que comenzara esto que lleva años y que se llama amistad. Todo partió chuleándonos/piropeándonos nuestros blogs y al rato, pasamos a las epístolas de la modernidad, llamadas email. Con éstos también llevamos años escribiéndonos, conociéndonos, más él a mi porque Chris, es lo enigmático, pero evidentemente, nos queremos. Él amoroso y simpático, siempre dice que soy mexicana, que no lo dude, que él un día irá a conversar con el o la Presidenta de México y exigirá mi nacionalización jajaja, adorable.


8 de agosto de 2024
Murió el tío Morris!!
El lunes 5 de agosto me enteré por el wasap de mi curso, que el tío Morris había muerto y quedé en silencio. En ese silencio pensativo y evocador que recuerda al tiempo que ha pasado. Y es que hace muchos años perdí contacto con el Morris, mi profesor de castellano en el Latinoamericano de niños desintegrados. De esas situaciones extrañas que pasan en la vida y de las que finalmente muchas veces me pregunto sin encontrar respuesta ¿por qué los seres humanos nos alejamos de personas que nos hacen bien? Hoy que me entero de la triste noticia vuelvo a preguntármelo. Sé que el Profe siguió su camino también, que se fue del Latino e hizo carrera en otras escuelas/colegios, donde seguramente, fue mucho más reconocido y valorado que en el mio. Entonces retomando la memoria por Morris, y mirándolo en perspectiva, considero que fue el mejor profesor que tuve en mi estadía educacional media.
Más allá que haya sido nuestro Profesor Jefe y el de Castellano, hay que destacar que sus clases eran realmente buenas y me gustaban mucho. También aunque no sé por qué o no lo recuerdo del todo ahora, teníamos una cercanía especial. Quizás porque era comunista, quizás también porque vivió el exilio como mis padres, pero teníamos una conexión especial o así lo sentía. Porque por ejemplo cuando mis compañeros se burlaban de mi y uno que otro sacaba su fascilona frase de "y por qué no te regresas si eras tan feliz ahí", el único profesor que paraba de cuajo la disputa y me miraba con cara de solidaridad, era él. Y eso que él estaba muy feliz de haber regresado a su Chile, aunque no viviera en su amado Valparaíso, pero sabía que no era el sentir de todos los que regresábamos y menos si éramos tan jóvenes y habíamos hecho nuestra vida infantil y juvenil en otro país.
Quizás también porque al año y el verano siguiente de haber llegado a Chile (1988) y de entrar al Latino, coincidimos en Isla Negra, el balneario donde mi familia paterna tenía su casa y al menos para mi, encontrarse en ese escenario distante y distinto al colegio y con un profesor de colegio, era sin duda un hecho inusual.
Evidentemente había una confianza entre él y mis padres, supongo que por la pertenencia al P.C. y lo antes dicho, además conocía a otros miembros de mi familia "los más famosos" jajaja. En esa oportunidad supe que tenía hijos y por lo tanto, estaba casado. Ese día de hecho, lo acompañaba su segundo hijo, Pablo, que me llamó mucho la atención porque mientras su padre y los míos conversaban y yo los escuchaba, a él solo le interesaba saber si en algún momento, la palma de sus manos también se tostaría jajaja. Después al volver en marzo al colegio, conocí o distinguí como su hija, a la Eli, la mayor. Que en esos tiempos en que ella cursaba 2do medio, tocaba la guitarra en todos los eventos y peñas que se hacían en el colegio, lo que evidentemente señalaba el rumbo de su profesión. A la hija menor, no la conocí, ni supe de ella hasta muchos años después.
Me gustaban mucho las clases del Morris, creo que era la primera vez después de mis amados 12 años en México, que sentía una conexión con las clases, con la materia, con lo que el profe "o tío" contaba. Aunque fueran las peripecias del Mio Cid. Quizás porque sus clases y él mismo tenían mucho de mi papá. De aquellos hombres cultos e inteligentes de antes, "los viejos", que sabían enseñar sin aburrir, contar historias y hacernos entrar en ellas, a través de la lectura. Que contaba muchas historias de los autores, el contexto histórico. Así como adentrarme aún más, como ya lo hacía mi padre, a la literatura latinoamericana. Me gustaban sus clases, me caía tan bien él. Me agradaba el sonido de su voz, la tranquilidad que proyectaba. Tenía una manera de ser, de moverse, de hablar, sus movimientos eran espontáneos y a la vez tan mesurados. La manera cómo movía sus manos cuando nos explicaba algo en clases, la forma en que tomaba entre sus dedos el gis/tiza. Tenía una elegancia, una pausa, un tiempo para todo, que a una que era y es movediza/inquieta, en vez de aburrir, aquietaba.
Además estaba siempre latente esa complicidad. Porque cuando no estábamos en clases, en mi caso entonces en recreo y él deambulando por la casa y patio, que conformaban nuestro "colegio", nos encontrábamos y echábamos literalmente el tejido jaja. Me encantaba esa capacidad que tenía de comunicarse con las personas jóvenes, con mujeres y hombres. No discriminaba, ni juzgaba, eso sí tenía una lengua tan viperina como la mía. Me encanta chusmear y con el Morris simple y sencillamente me fluía, nos reíamos de las tonteras que más de una vez yo decía. Y así también cuando me pasaba de boca abierta y contaba algún chisme familiar, sabía que ese comentario de más quedaba entre nosotros.
No me pasó, como ahora sé que sí a otros compañeros, que haya infundido en el amor por la escritura y la lectura, o quizás sí lo hizo y no me acuerdo, quizás porque siempre he escrito, quizás también porque tuve un papá que siempre valoró que sus hijas fuéramos lectoras y escritoras. Me alegro de todos esos otros compañeros y compañeras a las que sí invitó a escribir o al menos intentarlo. Porque uno en la vida, en esa época de la vida en que se es joven, atormentado, confuso, adolescente, necesita adultos diferentes a los padres, que nos guíen, que nos conversen, en los cual confiar, nos apañen desde la conversación, el diálogo abierto. Y el Morris cumplía totalmente con ese rol y creo que no era solamente por su ser docente, sino porque tenía esa condición que poseen algunos seres humanos, de mirar al prójimo y querer contribuir, ayudar. Encuentro que ser así es de una generosidad enorme, que no todos tienen. Y cuando una tiene mi edad que es más que la del Morris en los tiempos del colegio y lo piensas porque te enteraste que murió, todos esos detalles regresan fuertes, emotivos y a la vez alegres mezclados con la tristeza por su partida.
Como comenté al principio, lamentablemente no volví a ver al Morris. Verlo así como en el colegio, de tomarse el tiempo y conversar. Sí me lo encontré hace muchos años en una heladería de Providencia, pero la ranchera de mi, no se atrevió a levantarse e ir a saludarlo y me quedé con esa bala pasada, porque estoy segura que él sí me reconoció y espero a que yo me acercara, y eso no sucedió. Espero disculpara mi actuar tan ingrato y tonto a la vez, en comparación con su generosidad de siempre.
Pero no quiero quedarme pegada en esa bala que duele, está ahí clavada y cada tanto me recuerda que fui tonta, pero prefiero enfocarme en todo lo bueno que sí tuve al lado del Profe. Del gran y querido Profe Morris. Fernando Morris Barrios.
Fue un honor conocerlo, ser su alumna, aprender junto a usted. Las conversaciones que tuvimos dentro y fuera de la escuela, las veces que coincidimos en el PIDEE, las caminatas rumbo al colegio que hicimos cuando ustedes todavía vivían en Bilbao con Suecia, junto a mi hermana Manuela y yo.
Como le dije por ahí en redes sociales:
!! Hasta siempre Morris, tío Fernando, tío Morris !!
6 de agosto de 2024
"H"
Me gustaría creer que nacimos el mismo día,
y no que solo nos encontramos hace 39 años,
me gustaría creer que nuestro vínculo tiene una edad imposible de calcular,
que fuimos predestinados para encontrarnos hace millones de estrellas fugaces
y el calendario occidental ubicó un 6, 7 de agosto de 1985.
26 de julio de 2024
Once años sin mamita!!
Este julio 2024 se cumplen once años sin mi mamá, la pienso todos los días, la amo siempre, la quiero todos los días. La llevo dentro de mi en sus gestos muchos ahora son míos, la extraño siempre y tanto. Y a medida que pasan los años y voy sumando edad, más todavía porque la entiendo, me pongo tantas veces al día en su lugar y quisiera poder conversar con ella, contárselo y sobre todo, abrazarla.
En este aniversario onceavo, por alguna razón no he entrado en ese estado de desgano, como arrastrando la vida más que vivirla. Supongo que será en parte, a que ha estado tan convulsionada nuestra existencia planetaria, individual y nacional. Pero no he dejado un instante de pensar en este 26 de julio, que cae viernes y no jueves como hace once años. Lo que no quita si no que suma, al hecho de querer ir sola al cementerio a verte, a verlos. A verlos a todos, incluido a mi hermano Andrés. Estar con ustedes a solas, a solas ustedes y yo.
A diferencia de otros años, iré sola en ruta al cementerio, como lo hacía mi papá cuando iba a ver a los abuelos. Como lo hizo algunas veces la Manu. Ahora me toca a mi y me encanta, es una aventura y hacer ese recorrido largo, llevar para sentarse, para limpiar la lápida, música, algo para comer, conversar con ustedes, estarnos. Sin prisa, sin tiempo, dejarnos ir, dejarnos estar, estarnos. Rememorarlos, recordar que nunca los olvido, que los llevo alojados en mi corazón, en el alma, en la sangre que transita por el cuerpo. Te amo siempre y te quiero todos los días!
18 de julio de 2024
La pérdida de lxs hermanxs.
Hoy nos enteramos que el hermano grande de nuestra pequeña (27 años) Daniela, murió. Inevitable pensar y ponerse en ese lugar. Tanto porque Daniela no estaba en el país, como porque el hermano era un ser muy especial, con una existencia sufrida.
El hecho de la pérdida de hermanos, me toca muy de cerca, porque aunque no tenía una buena relación cuando murió, yo también perdí un hermano. Mi hermano Andrés. El hermano mayor, el primo mayor del clan de mi familia paterna. Andrés como mi padre. La vida y sus circunstancias hicieron de él una persona con una existencia difícil que pesaba sobre los hombros de mi padre, el cual reaccionaba de manera muy violenta cuando alguien intentaba hablar sobre el tema. Así fue como en el 2004 murió Andrés y mi pobre padre no aguantó el sufrimiento y partió el 2008.
Mi historia con mi hermano Andrés, no siempre fue lejana, hubo dos momentos. El primero, no recuerdo más que por las historias que mis padres y familiares relatan, en la que él y yo nos amábamos. Debo haber tenido 3 o 4 años y él 20 años más. Él era hermano solo por parte de padre y sin embargo, mi mamá siempre lo quiso como propio. Siempre hubo un lugar para él en nuestra casa, en nuestras vidas. En esa época en la que él y yo éramos muy unidos, vivía con nosotros, parece que fue en Valparaíso o en Santiago, meses antes que iniciara el gobierno de Salvador Allende.
El segundo, fue en unos viajes que mi papá le pagó para que fuera a visitarnos a Guadalajara, Jalisco, México. Después del golpe cívico militar que derrocó el gobierno de Salvador Allende, mi familia fue diseminada por América, Europa y Estados Unidos. Él vivía en La Habana, Cuba, ahí se casó y tuvo su primer hijo y fue desde ahí que mi papá lo trajo una temporada y en ese tiempo, que seguramente era verano, nos reencontramos. Obviamente que él se acordaba de mi a diferencia mía y sin embargo su manera tan suave de ser, su tranquilidad, paz, sumado a lo alto y enorme que era como sus manos, hicieron que la Colomba de 10 o 12 años, fuera acurrucándosele. Fue lindo, atesoro ese recuerdo, esas caminatas por Guadalajara y Ciudad de México, de la mano de mi enorme hermano. Era un hombre amoroso, sufriente, nació sin herramientas para hacerle frente a la vida, tenía demasiadas inseguridades, miedos, terrores y a pesar que siempre fue protegido por mi padre, por su mamá, por mis abuelos paternos, no fue suficiente y no logró salir adelante. Pero igual se casó una vez, tuvo un hijo, se emparejó varias veces y tuvo otra hija. Fue buen padre pero en una pobreza total, fue un buen compañero de sus mujeres, aunque la primera lo abandonó, pero la última y madre de su hija, estuvo con él hasta el final. Triste la historia de mi hermano y más como fue echándose a perder con los años, no solo en lo físico si no que en lo emocional, en sus relaciones con nosotros, conmigo. Pero hoy, quiero quedarme tan solo con los buenos recuerdos. Aquellos que me recuerdan que yo también tuve un hermano, el hermano mayor, el primo mayor de la familia, el primer nieto, el primer hijo, mi hermano Andrés.
Y es que la muerte de los hermanos y por lo tanto de los hijos, es una constante en mi familia. Por el lado de mi madre, Blanca, su amor más grande era su hermano Eduardo y éste murió en la década de los 60´s en un accidente de auto. Creo que si no hubiera existido mi padre, que le prestó presencia, mi mamá no habría sobrevivido, porque el amor que se tenían era infinito. Eduardo era todo para mi mamá Blanca y Blanca era todo, era la hermanita pequeña, su consentida, para Eduardo. Y así debe haber sido la terrible tragedia para mi abuela materna, Alice, perder a uno de sus hijos. Además que Eduardo era muy especial, todos quienes lo conocieron tienen una historia linda, divertida, emocionante, para contar sobre él.
Así también, un primo amado mío, decidió partir. No están muy claras las razones pero todo indica que se sucido. También llevaba por nombre Andrés, era mi primo en segundo grado, hijo de una prima hermana de mi padre, tenía a penas 30 años. Andrés, era un príncipe hermoso, alto, delgado, con unas manos largas, anchas de dedos delgados, la sonrisa de boca más hermosa, unos ojos almendrados. Evidentemente estaba enamorada de él pero solo éramos amigos. Fue mi primer amigo hombre, teníamos la misma edad y mucha conexión, era muy amoroso conmigo, me apoyaba, estuvo ahí dándome su cariño inmenso cuando murió mi abuela Marta, era un maravilloso amigo que la vida me regalo aunque no por tanto tiempo. Su muerte fue devastadora, me hizo replantearme tantas veces por qué no estuve para conversar con él y así evitar lo ocurrido y un sin fin de ideas que cruzaron por mi mente, interrogantes que uno se hace cuando ya es inevitable. Si yo quedé devastada por su partida, imagínense a su madre, su padre, hermanos.
De los lazos familiares extendidos, está la de mi hermano mexicano, Antonio. Él cuando era chico tuvo una media hermana, Teresa, la cual en la más romántico y terrible, murió cuando era muy chiquita. De hecho, esta triste historia de la infancia de Antonio, nos la contó muchos años después de conocerlo. Evidentemente guardaba un trauma, una tristeza honda. Y fue en ese momento que nos presentó a su mamá, Vicky y ella me regaló un peluche con forma de conejo que era de su hija Teresa, todavía lo conservo. También Antonio comenzó a desenterrar fotos de él con Teresa. Siempre esa historia sobre la muerte de esta pequeña niña, estuvo cubierta por un manto meláncolico o así lo quise ver. Quizás también a causa de la ausencia de su hermanita, es que Antonio, nos adoptó a mi hermana Manuela y a mi.
Otra muerte terrible fue la del hijo de mi hermanita de la vida, Claudia, hace dos años. Una muerte terrible porque dejó tan mal a mi hermanita y a su familia y a su hermano Diego. Matías era el nombre de este joven de 26 años que tampoco pudo más con la vida. Era increíblemente inteligente, todos sus primos solo tienen palabras hermosas para él, qué decir su mamá Claudia, su tía Marcela. Yo no lo conocí tanto, me tocaron un par de años antes de su partida y sí, era especial. Quizás por eso tomó la decisión que tomó, porque era demasiado especial para este mundo, venía como mi hermano Andrés, sin las herramientas suficientes para hacer frente a la vida ¿quién las tiene? Y un día de marzo decidió dejar de sufrir y luchar. Su muerte evidentemente hasta el día de hoy, ha dejado una estela de tristeza, mi hermanita Claudia, no volvió a ser la misma, sus ojitos tienen siempre una mirada triste, ya no sonrié, pocas veces se ríe. Ella que era toda alegría, el alma de las fiestas, la más loca, la más divertida. Y es que el Mati era el complemento de Claudia, eran tan parecidos. La Claudia realmente pensó que su vida la haría al lado de su Mati. Dejó devastados a todos quienes lo conocimos.
Y en este siglo XXI, 2024, sumamos un hermano, hijo, primo, sobrino, nieto, que ha muerto. Diego, aunque no sea un primo directo, ni sobrino, era el medio hermano de mi sobrina y con eso basta. Era un lindo joven, amoroso, lleno de vida. Diego sinceramente estaba lleno de vida y gracias a eso pese a todo pudo sobrevivir todos estos años, ya que desde que le diagnosticaron una terrible condición y le dijeron a sus padres, que no viviría demasiado, lo hizo. No toda su vida como seguramente él hubiera querido, pero logró vencer a todos los pronósticos médicos y sumar al menos 3 décadas y algo más. Abrazo infinito para Daniela y un beso para todos los hermanos, hermanas, sobrinos, sobrinas, primos, primas, hijos, hijas, nietos, nietas, que un día dejaron de compartir la vida con sus familias y dejaron ese espacio vació, que nunca nada lo podrá llenar.
7 de julio de 2024
Atila!!
Otra vez me sucedió, confundí el 7 que correspondía al tuyo, perdóname querido mío. Fue confusión, jamás olvido. Llevo desde el 7 de junio tu día, pensando si era en el sexto mes o en el séptimo.
Discúlpame amorcito. Mi gatito Atila, con su moño en el cuello, el gatito negro de los colmillos filudos, mi gatito negro hermoso, cariñoso, que maullaba y ronroneaba. Tu mi Atila, hijo del Cuchi y de Escobita.
Mi amado gatito negrito. Disculpa este olvido. Prendí el compu para escribirte en este siete del séptimo mes, pensando jurando que era el tuyo. El aniversario de tu ausencia, un domingo cayó y ese día era de semana.
Mi Atila amado, no tengo ninguna foto de ti, quizás por eso estás tan clavado en mi memoria. Miro las fotos de la Escobita y es como verte, ella no tenía tu mechón blanco en el cuello, seguro, herencia del Cuchi. Mi bebecito miau miau.
Junio o Julio, el siete está asociado a ti, discúlpame por favor, reitero otra vez. Estás en mi memoria, en el corazón, hoy séptimo mes y en el sexto también. Mira, encontré una fotografía de un gatito pequeño negro como tu, con una manchita en el pecho como la tuya. Él no es tan negro azulado como tu, obvio, pero es un semejante.
Te quiero!!!
3 de julio de 2024
Para Rita!
Y como cuando las emociones quedan contenidas, más no en suspenso, apago el sonido del mundo, para tan solo quedarme con tu voz, contigo. Las sensaciones/emociones nostalgias, Rita mi querida Rita, tu fuerza sigue presente, fuerte como el sol, tu energía nos/me conecta nuevamente, invitando a viajar hasta los recuerdos, a mis nostalgias
Acabo de terminar de ver el documental donde hablan tan lindo de ti. Me pasaron tatas cosas, se me enchino la piel tantas veces, sentí que eras tú la que me contabas con detalle, tu vida y experiencias, tantas, tantísimas, cuando decides marcharte de Guadalajara y comienzas tu vida en el teatro, hasta terminar en Santa. Entonces pongo pausa y ejerzo el play de la memoria que nos vuelve a reunir, surgen los tiempos del EZLN y toda tu lucha firme y consecuente a por ellxs. Me emociono, llega tan hondo, supongo porque mezclo mis tiempos con los tuyos. Acelero la memoria y recuerdo una y otra vez esas pocas tardes en Gregorio Dávila
cuando sacabas la guitarra y cantabas tan bonito a Silvio, siempre con tu risa de sonrisas, esa carita de Betty Boop, ese cuerpito menudo y hermoso, luminoso por tu sonrisa, recuerdo tu rostro blanco contrastando con el rojo cereza de tu boca, nos, me tenías embelesada, eras tan simpática, tan cercana aunque fueras mayor que nosotras.
Entonces viajo a 1993, cuando vuelvo nuevamente a México, después de 5 años de ausencia, reencontrarnos de casualidad. La casualidad es una constante en m vida, los sucesos más marcadores llegaron de esa manera. Y tú siempre tan generosa, me invitas a quedarme unos días en tu depto. Aquel que estaba cerca de los Estudios Churrubuscos, al lado de esa autopista. En aquella vecindad, donde habitabas el segundo piso, que asomándose desde la sala/comedor mirábamos esa avenida tan sin árboles, con tanto cemento y autos. Con ese reencuentro y otros sucesos que no vienen al caso, es que en 1997 decido regresar a vivir a México, -definitivamente-, según yo. Gracias a tus consejos y generosidades, vuelves a recibirme durante varios meses, en el departamento de Márquez Esterling, aquel edificio antiguo sin ascensor y tú viviendo en el último piso. El edificio en cuestión quedaba casi esquina con Avenida Balderas, cerca del metro del mismo nombre, que Rockdrigo González, hiciera tan famoso.
Aquel barrio que era mejor no caminarlo a profundidad de noche, pero sí detenerse en el puesto de quecas, en el de los elotes, arrendar en el videoclub, pasear por La Ciudadela, cuando todavía no se convertía en tianguis. Tantos recuerdos, memoria de imágenes viajan hasta mi. Como los puestos de tacos de la Avenida Articulo 123, que me regañaste por probarlos y asombraste porque no morí de indigestión. Sigo agarrada a esos recuerdos que me trae el documental y como si la proyección atravesara mi memoria, veo retazos de mi historia en Ciudad de México, hilvanándose con la tuya. Esos meses en tu depto. De Avenida Balderas, fue la oportunidad para conocerte, aunque me miraras eternamente como una niña, conversabas conmigo, de tu vida, tus dolores y amores. Mientras te miraba admirada, admirándote ya no solo como actriz de teatro, sino que ahora además como la vocalista de una banda que comenzaba a pisaba el acelerador escribiendo una gran historia. Rita, mi querida Rita, siempre calidad, atenta, la chicoca preocupada de la gigantona, tan dulce, directa y sincera. Soy de lxs que piensa que Santa Sabina, no existiría a no ser por tu energía, fuerza, coraje.
Santa Sabina, eras tú, la voz, la ideóloga, la creadora, la que no dejaba un detalle sin checar, todos esos adjetivos calificativos, eran peros para esa bola de pelotudos, irresponsables, con voluntad para fumar mota y hacer relajo, incapaces de darse cuenta que cuando SS desapareció, se los llevo a ellos, no pudieron retomar con fuerza ningún proyecto musical, hasta hoy, porque faltaba la dadora de energía: Rita. Si bien me enojó escuchar a Valero y a Patricio, está bien que quede constancia de sus ingratitudes, quién los conoce como México adoró a Rita, nadie.
Y sin embargo no puedo dejar de enojarme al recordar el blabla de PValero, mala gente, nada sorprende pero no por ello molesta menos y PatoI basura, que tu boca se haga chicharrón ya que la nariz la dejaste inutilizada, mala gente, mal agradecido, culpar a Rita de tus adicciones, hay que tener bien poca ¿eh?
Dejo atrás a los necios y mejor continúo viajando hasta mis días con meses junto a Rita, todo lo que aprendí con y de ella, la gente que conocí a través suyo, sus historias, la ciudad, sus parajes y parejas. No puedo quedarme en la idea que no volvimos a sabernos y sin embargo no recuerdo por qué dejamos de escribirnos, por qué no supe que nació Claudio, que te emparejaste con Aldo Max. No puedo cargar esa interrogante que se transforma en una angustia innecesaria, y aunque no estuve cuando partiste, al igual que Adri, siento que esa
Parte de mi se quedó a tu lado cuando nos dejaste. Iluminaste mi vida cuando te conocí en Guadalajara a mediados de los 80 y además, abriste mi cabeza en 1993 y en 1998. Gracias a ti y al mundo que compartiste conmigo, conocí a un buen amigo que a veces va y otras viene, pero sé que está. También me advertiste de no caer con PatoI, pero no te escuché y así lo pagué. Todavía recuerdo la receta de jugo de nopal para bajar de peso, era asqueroso, pero me lo tomé tantas veces lo preparaste. El aroma de canela evoca a tu cocina, los tallos largos abrazados con un cordel, esperando los tomaras con agua hervida pero no hirviendo, tips para cuidar la garganta y la voz. Este documental ha reavivado esas imágenes y momentos que estaban un poco atesorados/dormidos, nunca olvidados. Nunca te voy a olvidar, no lo hice antes, menos ahora que las nostalgias ebullicionan queriendo salir del baúl, con mayor razón atesoraré los conocimientos y lecturas de vampiros, las tardes de Lovecraff, tu, Adri y yo leyendo diarios, recostadas en tu cama, la de los encajes aleja mosquitos, dónde estará Fabiola, por qué no la entrevistaron, ni a Rodrigo Garibay.
Siento que un pelín nos parecíamos, porque también tengo un credo/dios particular, una espiritualidad, un estado de contemplación que crece cuando devoción por los árboles, la tuya es más humana por eso lo del EZLN, los campesinos, la gente pobre, los niños de la calle. Me quedé sin conocer a Sergio Hernández, Rita, pensé que lo vería en el docu, pero partió antes que tu. Tú que buscabas la paz sobre el mal
Rita mi querida Rita, eterna gratitud, eres sol, fuente de energía, consecuencia, te quiero y te admiro. Me quedo con tu sonrisa de risa, tu carita linda, tu sencillez, humanidad, Rita, mi querida Rita, formas parte de la escasa felicidad que he tenido, estás dentro de la burbuja de cristal donde atesoro/guardo/acaricio, los recuerdos de esos 12 años, de mis días luminosos de horizontes y esperanzas, a los que sumo los meses, quizás un año, que pasé contigo. Gracias, infinitas gracias!!!
No quedan más Sánchez Reyes.
Contigo termina la historia de una familia
y mientras la noche cubría al mundo,
hacia el cielo viajaban pensamientos silenciosos, recreando lugares
y en ellos,
ustedes, seres de vidas pasados, de historias ayerosas.
Ya no quedan Sánchez Reyes,
pero nos preceden sus historias particulares,
personajes extrovertidos y sin embargo discretos,
estrafalarios y no sabemos nada de ustedes,
tan solo lo que logramos escuchar,
aquello a lo que pusimos atención,
minuciosamente observamos,
para concluir hoy,
que eran los Sánchez Reyes, estrafalarios, particulares y extrovertidos.
La ruta continúa durante la noche,
queremos llegar a despedirte
y mientras nos acercamos.... los dedos del conductor tararean sobre el volante, melodías de músicas lejanas,
porque cercano repiquetean las nostalgias llevándonos hasta el Tío Pino, el tío cochayuyo,
la cálida, sencilla Alicia, la Blanca hermosa, simpática y aventurera junto a sus hermanos.
Tu, mi querida Alicia,
la más distinta entre los hermanos
y sin embargo tan idéntica en la capacidad de trasmitir paz,
aquellas tardes en tu habitación,
la de los últimos años,
escuchando música clásica,
viendo algún programa de la TV,
leyendo las revistas del Mercurio
y la sensación de tranquilidad....
cuando íbamos a tu casa, los problemas o malos ratos experimentados quedaban fuera, ahí la sencillez y tu calidez embriagaban el ambiente.
Hablando de todo y nada,
pasar revista a la familia de una, otra y la tuya,
el largo listado de nietos,
los tres hijos,
mientras comíamos dulces y pan, con café helado en verano, té Earl Grey, que con tanta gracia pronunciaban mi mamá y tu.
Voy a extrañar esas tardes impregnadas de paz,
admirando el Manquehue,
buscando verdores entre medio de tanta grúa inmobiliaria,
sintiendo la brisa de tu calidez,
sencillez y simplicidad,
de aquellas deliciosas onces en la terraza o el comedor,
la alegría de tu cara al abrir regalos de chocolates o pasteles.
Ustedes, los Sánchez Reyes,
fueron personas realmente generosas,
de las que daban sin esperar nada a cambio,
preguntando por otros,
hablando poco y nada de si mismo,
buenos de corazón, solo comparables con mi mamá.... ups también es una de ustedes.
Cuando recién murió mi mamá,
pasar las tardes a tu lado e intentar abrazarte, mirarte sin que te sintieras observada, tan parecidas, tus ojos eran más chicos y del resto las expresiones, movimientos de brazos, cara...de congelar el parecido y las ganas de no soltarte.
No quedan más Sánchez Reyes en la tierra,
el viernes 24 de mayo partió la última,
mi tía, la Ita, la mamá, abuela, tía,
de las personas más particulares, cariñosas y especiales que he conocido.
Alicia,
la que nada la amilanó si de familia se trataba,
ni los designios al matrimonio, menos a los ideológicos,
a ti te movía el cariño verdadero,
la solidaridad que no necesita de iglesia,
porque es verdadero,
porque se demuestra en las acciones,
en las buenas y en las malas,
la familia para ti era lo primero.
Mi tía Alicia,
la mujer sencilla, simple y a la vez la más amorosa y tierna,
resguardo en la memoria de los para siempre,
el día de tu cumpleaños en Martín de Zamora,
al son del pastel de choclo y sandía, en compañía de tus hijos y nietos, la mesa larga, mi mamá y yo a tu lado. Mirar cual espectadora la reunión familiar, ese jardín, el árbol.
Me quedo con las tardes,
en cada una de sus estaciones,
compartiendo en la terraza y fisgnoeando las vidas de los departamentos frente a nuestra vista, los detalles de sus terrazas, que si tienen plantas, que si secan la ropa, que esos de allá hace meses que no abren las ventanas, los de ahí solo hacen asados.
Atesoro con el corazón y el pensamiento,
esas horas, de días, meses que pudimos estar contigo,
conocerte y quererte,
te quiero mucho tía Alicia,
gracias por abrirnos la puerta,
invitarnos a pasar, escuchar tus músicos clásicos,
gracias por las remembranzas sobre la familia, las curiosidades,
gracias por mostrarnos tus álbumes de fotos de los Sánchez, Reyes, Laglois, Muñoz.
Gracias siempre por la generosidad,
calidez, tu sonrisa volada, viajando quizás como está ahora a reunirte con tu hijo y tu Camilo.
Me quedo con la calidez que da tu recuerdo,
no sé si vuelva a subir tan arriba por la ciudad
y sin embargo,
estarás en las hojas de los Liquidámbar, de los Magnolios, qué decir de los amarillos abanicos Gingko.
Te quiero tía, te quiero mucho y sé que mientras más días pasen, tu ausencia se notará más y más.
Extrañar el estar contigo,
simple y hermosamente,
estar a tu lado
y siempre, para siempre,
mirar hacia atrás,
al pasado, el de los Sánchez Reyes,
el tuyo, el de mi mamá y sus hermanos.
Hermanita, la mamita partió
"Hermanita, la mamita partió".
Así fue como me enteré el jueves 20 de junio, que a las 16 horas, la mamita Maggie, la madre de mis hermanas de vida, adoradas y amadas, había muerto.
De ahí en más las horas fueron haciéndose eternas. Como también la noche, que se llenó de sueños memoriosos de tiempos existentes y de otros más fantasiosos. Remonté las imágenes hasta 1987 cuando conocí a mis hermanitas Marcela Chelita, Claudia Yeya, en el colegio. Y al poco andar conocí a Don Vicente y a Maggi, Lili, Marilí, como le decían a la "mamita", mi segunda mamita.
En esos años la que les escribe estaba recién llegada, de vuelta, a Chile tras un exilio de 12 años de mis padres en México, el nuestro nefastamente recién comenzaba y sin embargo, a pesar de los cielos grises que vivíamos, las hermanitas Acuña Moenne y su familia, se transformaron en mi paraíso terrenal. Patudamente renombre papá y mamá a Don Vicente y Maggie, quienes amorosos, quizás un poco extrañados, aceptaron desde el principio.
Fueron no sé si cuatro o cinco años intensos, los dos del colegio y los primeros años de universidad de las mellizas, ya que como siempre o como empezaba hacerse costumbre, mi vida no iba acorde con los tiempos de las personas de mi generación. Entonces mientras ellos aplicaban para dar la PAA y entrar a la universidad, yo me dedicaba a trabajar y visitarlas en la casa de Almirante Barroso con Agustinas y después en la de Dublé Almeyda con Los Tres Antonios. Esos tiempos, de imágenes y recuerdos, los tengo frescos como si el tiempo no hubiera sumado más de 30 años.
En ellos está presente siempre, siempre, la generosidad, amabilidad, calidez, de la mamita Maggie. Recuerdo días en que llegaba a visitarlos, ya vivían en Ñuñoa y en casa solo estaba la mamita, ajetreada con las cosas típicas de la casa y además preparar las conservas en verano para el invierno. Me ha quedado siempre grabado esos momentos, uno, porque soy golosa y todo lo que suene, se pronuncie o acerque a la palabra comida, me atrae enormemente. Y la mamita era realmente mágica, por la cantidad impresionante de cosas que preparaba. Mermeladas, Chutney o así se les conoce hoy, mayonesa, pan, galletas. En versión machista, la mujer ideal, en versión mis ojos, la mujer más maravillosa del universo. Porque si bien mis padres y los Acuña Moenne, eran muy, muy parecidos en lo estructural, también en la composición familiar y qué decir en lo ideológico, distaban en la edad y en las formas de realizarse o hacer la vida. En el caso de los míos, mi mamá si bien debía cuadrarse a lo que mi papá mandaba, no se quedó en casa haciendo todas las cosas que igual debía hacer, sino que tuvo que salir a trabajar ya que mi papá solía tener períodos en los que no aportaba económicamente. Y de las labores caseras o domésticas, la verdad le cargaban, mi padre decía que el motivo era haber pertenecido a una familia muy pituca y con muchos empleados. La verdad quién sabe porque mi papá provenía de las mismas raíces y lo más que le gustaba barrer y barrer. Mi madre tenía sus gracias culinarias más bien hacia los kuchenes y el arroz, para el resto y con todo cariño era de un monótono. Que claro, cuando una ya es grande y debe hacer todas esas cosas, entiende que si no tienes dedos para el piano, la monotonía no se debe a falta de cariño sino que pensar en preparar comida todos los días de la vida, debe ser para matarse.
En cambio la mamita Maggie, no sé si era muy buena actriz o qué, pero le notaba contenta en sus funciones o resignada echándole pa delante, no lo sé. Pero siempre estaba haciendo cosas interesantes a mis ojos, no solo comidas, sino que también arreglando muebles, barnizándolos, martillando. Después comprobaría esas mismas dotes creativas en Chelita, una de mis mellizas adoradas. Quién en una época se dedicó a limar, pulir, barnizar, casi hacer, los muebles hermosos de su casa primera de recién casada en Montenegro. Qué decir las dos hermanitas, las manos de santa que heredaron para cocinar. Siempre es un lujo pasearse por sus hogares, porque te atienden como los dioses y con puras delicias. Ese es el sello de mamita Maggie, además de muchos, miles, de otros que debe haber tenido y que por conversaciones y leídas, voy descubriendo.
Y en esas añoraciones y ensoñaciones, llevo desde el jueves que mi Yeyita me avisó que mamita partió. Entonces, no pude dejar de pensar que moría un jueves igual que mi mamá, solo que con dos horas de anticipación. Que era nada menos que un 20 de junio, el advenimiento del año nuevo mapuche, del equinoccio de invierno. Supongo que esas son las designaciones estelares que la vida, la Pachamama, no quiero decir Dios porque soy atea, entregan para recibir en la senda de la luz a la mamita Maggie, Marily, que bien lo merecido lo tiene.
Borrador por si acaso de JW
Quiero aclarar que no leo autoras mujeres por aquello de la "sororidad", menos si lo pensamos desde Chile, el país en el que vivo y que esa palabra está tan manoseada, que la dejarán sin sentido y con hartos agujeros, para después olvidar e ir a masacrar otra. Así tampoco leo autores hombres, porque me considere machista, simplemente leo libros. No me importa el género de sus autores, solo pido calidad, que me atrape, me dejé volando, que la ensoñación dure mucho tiempo.
Árbol genealógico en extinción.
Los años 2019 y 2020 fueron marcadores no solamente por el estallido/revuelta y pandemia, respectivamente. Sino porque el nexo original con la familia materna y paterna, cobraron la vida de sus dos últimos integrantes.
En mayo/junio 2019 muere mi tía Alicia Sánchez Reyes, la hermana de mi madre y en septiembre del 2020, el hermano mayor de mi padre, Héctor Orrego Matte.
Sumado a eso, la que fuera la casa familiar de mi mamá, ubicada en Manuel Montt 1426, Providencia, fue demolida. Es verdad que quedamos los hijos, sobrinos y nietos, de ambos lados. En cierto modo es verdad, de ese árbol genealógico, vengo a ser hija, nieta, sobrina. Pero los que ya no están, los Orrego Matte como los Sánchez Reyes, se llevaron consigo un sin fin de historias, sucesos, anécdotas. Aunque exista el libro "Retorno", de mi abuelo Héctor Orrego Puelma y los que escribió mi tío Héctor. Nunca vio la luz aquel libro que mi padre, de nombre Andrés, no pudo concretar. Kilos de páginas escritas, intentando contar la historia de Buin, su infancia con los Matte, en el Morro con los Orrego. Y bueno, ningún resquicio que dé cuenta sobre la vida de los Sánchez Reyes.
Supongo que como hija de mi padre, a quien me parezco mucho, es que no ha cesado nunca el deseo de seguir sus pasos escritores y concretar en algo, aquella historia de nuestra familia. Tantas historias que él mismo nos contó a lo largo de nuestra infancia y adolescencia, en viajes, en las noches. Historias envueltas en anécdotas, recuerdos, nostalgias, historias y más historias. Sumado a las que contaban mis abuelos cuando nos visitaban en México.
Pero en cambio, mi madre, de su familia los Sánchez Reyes, poco y nada contó, como tampoco lo hicieron el tío Patricio y Pino, cuando volvimos a Chile, menos mi tía Alicia. Sobre ellos se tejió un especie de pacto, en donde no se cuenta, no hay constancia alguna de sus vidas. Quizás por eso también mi deseo punzante por hacerlo, romper aquel pacto y hablar un poquito sobre ellos. A sabiendas que quizás, donde quiera que estén, no les gustaría que lo hiciera o ¿quién sabe?
Pero el deseo latente, punzante, sigue vivo. No hay momento de la vida en que no piense en todo lo que marcó mi familia a este país. Aunque de ellos no existan placas, monumentos, insignias, calles. Sí marcaron y tomaron un lugar importante en la historia de este país Chile. Desde mi abuelo cuando trabajó por dar salud digna a los desposeídos, cuando fundó el Hospital del Tórax. Entonces ¿por qué no merecer que alguien de su árbol genealógico, resalte todo aquello?
Es por eso que yo, la que escribo como mi padre, como mi abuelo, que poseo esta característica o defecto de ser sumamente nostálgica, amante de lo que ya pasó y quedó grabado en la historia, que vivo pegada/apegada a un tiempo que se conjuga mirando hacia atrás, un tiempo pasado en el que seguramente, se fue muy feliz, debería tomar la posta y dar rienda suelta a la historia familiar. familiares
Estoy segura que a mi padre, tanto como a mi, le hubiera deprimido ver demolida la casa de mi madre. La ausencia de mis padres y ahora de esa casa, me hace sentir inevitablemente que soy una marciana en esta tierra. Mis nexos, raíces, conexiones -pocas-, en la historia de mis padres, ya no existen. Las calles han cambiado su pavimentación, secado o tapado las acequias, sacado o cortado muchos de los árboles, las casas - como la de mi madre-, han sido demolidas para sustituirlas por enormes, altos y horribles edificios.
Entonces me baja el sentimiento Andrés y deambulo entre querer matarme y/o marcharme. Nunca pertenecí, pertenecido, a este país, sí a mi familia Sánchez Reyes y Orrego Matte, sí al lado de la gente que lucha y exige verdad y justicia en materia de derechos humanos, sí a la gente que lucha, a lxs verdaderos de izquierda y sin haber tenido las agallas suficientes para quedarme en México, sobrevivo, he sobrevivido en este país durante 36 años. Pero resurgió o nació el amor/respeto/admiración a por Chile, su gente, a partir del 18 de octubre del 2019. Aquellos escasos tres o cuatro meses en que despertamos y fue hermoso.
Soledad compañera.
Llevó la mitad de mi vida (si es que vivo solo 100), más 5 años, descifrando un misterio. Tengo la certeza de ser una persona con gran capacidad de aislamiento, soledad, imaginación. Poseo y atesoro o atesoro un enorme mundo interior, capaz de confrontar la existencia mucho más plenamente que la vida real.
Un mundo interior, paralelo y pleno de vida, amigos, amor, que ha alimentado mas en reemplazo, las carencias en el mundo real. Esa capacidad ha llevado a transitar una ruta, en solitario sin que la soledad se transforme en desolación, ni tristeza. Quizás sí en melancolía y nostalgias por tiempos más venideros experimentados en mi niñez y adolescencia, que suman remembranzas como un alimento alegre para ambos espacios temporales de existencia.
Quizás, pienso, que la sensación de satisfacción por mi vida paralela, le ha quitado urgencia e insatisfacciones a mi pasada pro el mundo "real". Eso pienso/reflexiono ahora. Porque en 54 años de vida, en vez de seguir mi instinto, he transitado sufriendo/lamentando, las carencias de amor/amigos/familia/contención.
De escuchar mi intuición, más joven, quizás y sé que el "hubiera" es un tiempo inexistente/incapaz, de conjugarse. Podría, hubiera, habría, sufrido innecesariamente menos.
Pequé de convencional, cuando no lo soy, quise, quería, quiero, tener un hombre que me mire/ame y yo mirar/amar y quedarnos juntos por siempre. Desde mi mundo paralelo, al que denominaremos CRA, lo he tenido. Encontré amor/amigos/familia/contención. Somos un grupo variado de "desintegrados" sociales, que la vida/destino, nos juntó/unió. Más que "desintegrados" me inclino por porque somos "desadaptados", no encajamos en el mundo real.
Nuestro diferente/distinto, nos delata, aquello que nos señala, allá nos une, jóvenes hermosos, chicas preciosas, todos sensibles, emocionales, susceptibles, seres desplazados, desterrados, por sus características que impiden encajar cual pieza de puzzle, en el mundo real.
A, Colomba, Ru, Ri, H, Ru, celosias de exterior, Danny Ben, Gremnling. Tenemos que ser 8, porque somos infinitos.
Aquello que en la tierra produce me digan, rara, loca, localomba, es mi ser, personalidad, esencia.
Esa sensación de plenitud, quizás un poco soberbia, de estar completa, es por mi vida en CRA. La que llevo todos los días de la vida, en la sangre, en los pasos, en la mente, ser no solamente yo, sino que una y al mismo tiempo todos los demás- Siempre yo, A, C , R, Ri, H, R, DB y G. Y a su vez ellos, ella, en su vida, son ellos con nosotros, conmigo.
De esos mismos momentos, del lado real, donde nos encontramos, nutrimos nuestras vidas para CRA, de música, historias, películas, libros. No todo lo del mundo real es tan despreciable, el punto está en no relacionarse/profundizar, con quienes tarde o temprano, nos tildaran de "raros". Funcionar como fantasma "molestos", que emergen en sus vidas, moviendo sus objetos, cambiándolos de lugar, prendiendo la TV, la radio, botando un vaso, haciéndolo trizas sobre el piso. Sería fantástico/maravilloso, ser un fantasma, un ser invisible, que se cuela en sus vidas observando sus simplezas, cotidianidades, desordenándolas.
Seguro sus mascotas me verían, como cuando las mías quedan perplejas/estáticas, ante el paso de otros fantasmas, quizás mis padres, muertos mil años más antiguos. Con la salvedad de no estar muerta, tan solo arropándome por completo con la vestimenta de invisibilidad, que los ojos sin mirar de elles, proyectan sobre uno.
Un especie de maldición que se revela, transformándose en una herramienta útil. Quizás para usar en su contra, quizás para sacar un provecho personal, simplemente aprovechar el don de ser persona invisible a ojos comunes y moverme a destajo, en sus y por su espacios sin ser notado. Mover, botar, robar, quebrar a destajo y sin culpa, porque no existo/ ni estoy.
Reflexiones!
A lo mejor el tema es que lo decidí tarde. A los 53 y medio, una vida diría alguien, o es solo mi conciencia? La conciencia frustrada que siente que tanto esfuerzo no sirvió para nada. Aleja de ti y de mi esa idea, estaré fuera de la edad de merecer, más que fuera descalificada jaja. Me lo tomo con humor porque estoy mejor de la rodilla y porque así ha sido toda mi vida: una oda llegando a destiempo a todo.