25 de enero de 2016

29 años.

Ayer hace 29 años cometimos como familia, 
la peor de las torpezas, 
el más grande de los errores, como lo fue volver a Chile.
Y como soy pegada en el tiempo, sobre todo en el que pasó,
tenía todas la intensiones de escribir sobre este nuevo cuasi luctoso aniversario,
pero ocurrió que todas las vías lo impidieron.

Como además soy bastante supersticiosa,
sentí que el no poder escribir ayer,
era por un motivo, razón necesaria, justa,
quizás como para continuar sumando sentimientos, pensamientos hasta requerir expulsarlos.

Podría decir que en estos largos 29 años,
he sumado más decepciones,
que muchos otros y variados sentimientos,
aunque a estas alturas de la vida,
más vieja y más madura,
constato que lo que realmente pesa en estas decepciones,
es no contar a mi lado, con mis abuelos paternos, mis padres y mis queridas mascotas, además de mi primito lindo.

Sin ellos,
cada momento de la vida ha ido demostrando su empobrecimiento.
Cuando se murieron mis abuelos queridos,
que tantas enseñanzas, afectos, vivencias sumamos juntos, nos heredaron, nos guiaron y enseñaron y después ya nunca más, la vida realmente dejó de tener orientación.

Después vino la partida de mi primito amado, ensoñado, cálido amigo, consejero, cómplice de viajes, de vida, amigo de verdad, creo a estas alturas de la vida mi único amado amigo de verdad.

Cuando le tocó el turno a mi papá y después a mi mamá,
pese a que como el oleaje de un mar picado,
airoso y ebravecido,
los amé y odié tanto, tanto, tanto,
aprecié su compañía, sus aprendizajes, enseñanzas particulares,
siempre pienso que mis pecados los pago, 
cada día,
al no tenerlos más conmigo.

Y cada una de nuestras queridas mascotas: Gregorio, Quetzi, Gremnlin, Leontina, Cuchi, Atila, Escobita, compañeros fieles, queridos, amados, ensoñados.

Algo pasa con este país tan desquerido para mi corazón,
que por más que intento abandonarlo,
un pasmoso pantano, impide hacerlo,
que más no sea para irme a la mierda, a México, a donde sea.

Por suerte en medio de tanta desolación,
buenas son las medidas internas de salvataje,
en mi caso CA o CRA.
Después de las ausencias, incluso antes de ellas, mi cálido rincón, personal, interno, único y azul han sido ustedes mis CA, mi CRA.

Pese a las adversidades de la vida,
continuo en el esfuerzo,
luchando para no decaer si no quiero,
continuar si quiero.
No sentirme más mala que nadie,
ni menos egoísta que todos,
sin convertir mis sentimientos y acciones en reglas de ovejas,
menos repetir sus malos ejemplos,
saber que las reacciones ante ciertas situaciones,
no hacen a una persona mejor o peor,
tan solo son sumas de experiencias, 
decepciones, cariños abandonados, 
no apreciados, que después de la pérdida de lo valioso,
de lo realmente valioso,
los demás dolores, duelen un poco en el segundo y después menos, menos, menos, hasta llegar al olvido y sin embargo la verdadera vida está, en no llenarse de olvidos grises.

Este día de ayer,
sigue sumando oscuros a la vida
y también lluvias,
motivaciones otras,
tanta gente en el mundo como el horizonte amplio que se pierde a la vista,
posibilidades enteras para quienes queramos caminar,
a veces la soledad de lo que uno pensó que tenía,
soledad de saber que lo que más querías ya no está,
te desmorona o suma fuerza,
pensando estoy en la opción a tomar
y sin embargo, pese a todo, sumando y restandolo todo,
los 24 de enero, 
siguen sumando grises, tristes, de pensamientos miles.

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