9 de enero de 2015

Las vueltas de la rueda - vida.

Estoy sorprendida, 
agradecida, alegre, 
de las vueltas que da la rueda - vida.

Tras un largo camino de pérdidas,
ausencias, dolores,
mucho, muchísimo dolor,
dolor de corazón, de alma,
de palpar, las ausencias, de los que pensé para siempre,
todos o casi todos,
se alejaron cuando más los necesité
y me llené de tristeza,
el corazón se encapsuló al negro,
enengreció al odio,
ansias de rencor, venganza
y finalmente el daño fue sólo para mí....

Y comencé a vivir con lo que no tenía,
con lo que me quedaba,
que era la misma vida de siempre:  yo, mi yo, mundo interior... sumado a herrmana Manuela, mi hermano Antonio, las dulces y cálidas palabras de la querida Paty González Chávez... 
Vivía todavía con un poco de rencor (bastante más bien),
hasta aceptar que en un porcentaje alto, las situaciones de la vida, siempre se han dado así y si no he fallecido ha sido gracias a mis herramientas internas. 
Entonces, la vida permitió aprender y reconocer lo que realmente tenía:

La soledad,
no aquella por la que muchos salen corriendo, 
no aquella de color oscuro, al cual temerle, 
sino como elemento alentador, 
para volver a saborear, disfrutar,
que nos guía para reencontramos, 
valorar los silencios,
los días interminables tan solo con uno,
en casa, momentos en compañía del patio, trabajar, embellecer, florecernos, 
música para amenizar y soñar, 
escribir como ahora, 
pensar, reflexionar y escribir como ahora.

La reflexión, pensamientos y escritura.

La música que acuna y acompaña,

Aquel silencio ruidoso que permite pasar lista una y otra vez,
hasta descubrir las verdaderas formas para ser feliz.

Y en las vueltas de la rueda - vida,
en este 2015 que está comenzando,
inicio de actos pequeños,
silenciosos, fundamentales,
acciones en busca del sol, de la luz, 
que iluminen corazón, alma, sentimientos y emociones,
tratar de no odiar más o no tanto,
no sumar rencor,
no hacerme más daño.

Vivir, volar, vivir, volar,
soñar, luchar, realizar cambios,
que la alegría, la luz, el sol, el cielo azul con sus nubes,
los pajaritos y sus cantos,
gatitos y perritos,
entren por mi ventana, por la puerta también
y realmente sienta su luz.
Armonía capaz de pensar en blancos,
entender y aceptar lo importante que es la gente, los amigos, aunque sepa, aprendí, que lo más seguro es que nunca me quieran como necesito, 
ni me den lo que busco
y sin embargo no cerrar puertas y ventanas,
porque la única que sufre, soy yo.

Y ni bien mentalicé mi corzón, alma, mente, 
las vueltas de la rueda - vida, comenzaron a girar, 
devolviendo,
abriendo
y yo recibiendo,
alegrándome con las aperturas,
regresos, 
recordar que aprendí,
aceptar que lo que busco y necesito, quizás no lo encuentre en esa cantidad,
pero la entrega, en la medida de sus posibilidades,
será muy bien recibido.

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