26 de mayo de 2012

Enferma.

Enferma del alma,
del pecho también.
Pensaba que con el triunfo perdido debería haberme matado,
es increíble lo avestruz que puede llegar a ser uno,
el escape para no asumir es interminable.

Me odio,
odio por haber sido tan ciega,
haberme dejado llevar por las palabras lindas, que alegraban mis logros
y lentamente fueron alejandome de estos mismos.

Retomar,
retomar ahora después de todo el esfuerzo.
Es como si todo fuera un sueño,
a estas alturas una pesadilla,
volver,
regresar a la misma base anterior,
cuando tendría que estar retrocediendo y no retomando.

¿Por que maldita sea?

4 de mayo de 2012

A veces.

Nunca he sido partidaria de compartir la cultura, menos la gastronomía, mucho menos lo que más amo o adoro con demasiada gente. Egoísmo en buen castellano y ni modo. Así soy y es de las pocas cosas que jamás de los nuncas modificaré de mi personalidad, aunque me digna Pequebú, clasista, fascista o lo que quieran.

Y tu, lamentablemente tú estás actualmente en la lista de lo que era para mí el bien más preciado, la cultura ensoñada, el amor, el placer tan preciado como saborear colores, sabores, olores de una máxima comida. Después de añales manteniendote en silencio, en los reglones de un mundo aparte, culturalmente enriquecido, inteligente, culto, maravilloso, hasta ahora. Hasta que decidiste entrar en la masa, en lo para muchos. Momento en el que para mi tremendo pesar, comienzo a perderte.

No por el qué dirán sobre tus andares y tus malos gustos, ni por la cantidad de publicidad que de ti salga en los medios, sino porque en tanto que se habla de quien ni se sabía de su existencia, comienzo a perder forma como si atravesara el tunel hacia aquel lugar en el que las personas envejecen o pierden la esencia misma. Me deshago, desaparezco en la medida que brillas y brillas como el sol.
Máximo por siempre jamás.
Nada que decir al respecto sabes que todo cuanto haces lo veré y estaré ahí alabandote siempre.
Pero estaré ahí, acomodada en un rincón de una sala, lejos, muy lejos de ti, de nosotros, de los dos.
Porque no puedo tranzar, porque para mí es demasiado más fuerte que yo el no compartir, compartirte.
Egoísta seré y soy.
Nada que hacer.
Solo las constataciones cada instante más fuertes, más concretas de como te pierdo, te alejas a paso veloz de mi lado, nuestro lado, el mundo lindo y maravilloso que construimos en silencio, sin luces, sin palabras, sin que nadie supiera ni de ti, menos de mi.