13 de diciembre de 2011

Sin remitente.

A quien corresponda:
Esta carta tiene dos opciones:

Una en la que agobiado por el fin de semestre, olvidaste contestarme.
Y la otra, en la que después de todo lo dicho, decides tiernamente hacerme el vacio, el avión como se dice en México, además del poder oculto y personal, de dejar a Colomba en sus propias deducciones, pese a que el silencio otorgado debería ser la mejor respuesta. Pues bien, lamento constatar si la segunda opción es la correcta, que finalmente y después de todo, ambos nos ahogábamos en ilusiones ópticas, porque no te diste cuenta que a mí las cosas hay que decirmelas tal y como son, de preferencia mirándome a los ojos y no en el lenguaje en que una cosa es lo que dicen y otra muy distinta, lo que se lee entre líneas.


Todo sería mucho más fácil, quizás doloros, pero así es como se forjó el acero y como nos hacemos grandes, si me escribieras diciendo que en realidad tu vida así como está la quieres, sin matices y que en realidad no tienes ningún interés en ser mi amigo, que lo dijiste para no sonar brutal  y tal. Obviamente que me gustaría estar presa de la paranoia y equivocarme de aquí a las estrellas ida y vuelta, más si fuera que no, pues se respira hondo, se asume y ya, si te dije que soy dura de roer y no tengo pensado matarme por nadie.

7 de diciembre de 2011

En espera de abriles...


Nada más sincera que la respiración.
Cuando uno se apropia del aire por completo, abriendo los pulmones casi de par en par,
inhalando y exhalando todo el aire posible,
lo más seguro es que se esté muy vivo.


Después de acontecimientos puntuales,
quizás innecesariamente tristes,
inutilmente sofocantes, sufrientes, desagradables, espasmosos,
la calma vuelve.


El deseo constante de abrazar al sol, las nubes, caminar sobre ellas si es posible,
saltar por las praderas enverdecidas o amarillecidas dependiendo la falta de agua,
rosar la piel con las hojas, con el pasto la planta de los pies,
dejarse acariciar por el aire,
por los rayos del sol (siempre con protección UV)
respirar, inhalar y exhalar a todo pulmón.


Caminar por las calles diversas de la ciudad, de otras también,
de día, media mañana, tarde y sobre todo de noche,
resfrescando el alma, la mente, las ideas, los sueños,
acompañada, solitaria, siempre con música.


El fin de la primavera,
el advenimiento del verano, sin lugar a dudas despierta en los corazones optimistas, soñadores, que luchamos contra los idilios que sólo adolosan el corazón, despierta, renueva, renace las ganas de VIVIR, de CAMINAR, RESPIRAR, SOÑAR, VIVIR, ENAMOARSE, AMAR, SENTIR, GOZAR, ESTAR.............. VIVIR, VIVIR, VIVIR.

Cantar observando el cielo a través de la copa de los árboles,
con la certeza que existe una felicidad posible,
un amor en algún rincón todavía no visitado,
miles de lugares más por descubrir,
emociones por vivir,
sentimientos que entregar.


Tomada de la mano de mi Perritus Pulgosi,
o también alguna tarde de mi Principe Andrei Bolkonsky,
junto a mi sisterna,
en un tiempo más acompañada de mi sisterno Antonio,
sola  rodeada de sueños, imágenes, personas presentes pero en aire,
gatitos inolvidables,
amores lejanos que vuelven a guiñarme el ojo,
amigos que regresan, emiten señales, mandan cartas, cantan canciones hermosas, que alegran el aire de la vida.


Estoy absoluta y profundamente CONTENTA,
LIBERADA de todo aquello absolutamente sórdido y extraño,
innecesario para la vida,
para mi vida.
Creo que después de todo, soy una persona buena, con mis oscuros matices que sino, no sería humana, pero cada vez menos rencores y odios a por nadie.
En vez el aire  me cobija y ensoña hacia lagunas de cisnes, donde los amantes se pasean en bote,
músicas de mi Perritus Pulgosi para refortar el espiritu, como sólo él sabe hacerlo.
Sin idilios, sólo tremendas certezas de que a veces la materialidad no implica que no EXISTAS.


VIVIR, VIVIR, VIVIR,
CONTENTA, CONTENTA, CONTENTA,
FELIZ,
FELICIDAD,
ANIMO,
CONFIANZA,
ENSOÑACIONES VARIAS............ en espera de abriles.