30 de noviembre de 2011

San Andrés Peras Cocidas: un año más.

Querido primito,
latiendo fuerte continúa este tú extraño día, más fuerte casi que el de tu cumpleaños,
marcado en la memoria y el corazón, no tanto ya como un día de festejo,
ya sin tí y sin mí papá, mucho para festejar no hay.
Mi querido larguirucho,
Andrés, Andrés, Andrés,
amigo y compañero,
siempre de los todos los días, extrañaré no encontrarnos en el metro,
caminando por el barrio,
comernos un helado de chocolate,
tomar coca cola...... ahora existe light y zero, pero los dos sabemos que como la original no hay ¿verdad?

Memoria, memoria, memoria,
Nostalgia por volver a ver tu figura espigada y blanca acercándose a mí,
abrazarme con tus brazos delgados y eternos, de manos de pianista diría Titin,
un príncipe hermoso, de mirada tristona, soñadora, nostálgica, perdida en algún momento particular de su vida.

Tantas conversaciones que nos quedaron pendientes,
tanto por vivir y gozar,
tanto que me hubiera gustado decirte, abrazarte, contarte, compartir, reír, llorar, acurrucarme en tus abrazos, en tu cálidez, en el cariño inmenso, espontáneo, maravilloso que nació entre los dos.

Siempre de los cada instante por distantes que sean, seguirás haciendo falta,
tu ausencia marcando un espacio.
Te quiero, te quiero, te quiero, siempre, siempre, siempre.

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