26 de julio de 2024

Once años sin mamita!!


Este julio 2024 se cumplen once años sin mi mamá, la pienso todos los días, la amo siempre, la quiero todos los días. La llevo dentro de mi en sus gestos muchos ahora son míos, la extraño siempre y tanto. Y a medida que pasan los años y voy sumando edad, más todavía porque la entiendo, me pongo tantas veces al día en su lugar y quisiera poder conversar con ella, contárselo y sobre todo, abrazarla. 

En este aniversario onceavo, por alguna razón no he entrado en ese estado de desgano, como arrastrando la vida más que vivirla. Supongo que será en parte, a que ha estado tan convulsionada nuestra existencia planetaria, individual y nacional. Pero no he dejado un instante de pensar en este 26 de julio, que cae viernes y no jueves como hace once años. Lo que no quita si no que suma, al hecho de querer ir sola al cementerio a verte, a verlos. A verlos a todos, incluido a mi hermano Andrés. Estar con ustedes a solas, a solas ustedes y yo. 


A diferencia de otros años, iré sola en ruta al cementerio, como lo hacía mi papá cuando iba a ver a los abuelos. Como lo hizo algunas veces la Manu. Ahora me toca a mi y me encanta, es una aventura y hacer ese recorrido largo, llevar para sentarse, para limpiar la lápida, música, algo para comer, conversar con ustedes, estarnos. Sin prisa, sin tiempo, dejarnos ir, dejarnos estar, estarnos. Rememorarlos, recordar que nunca los olvido, que los llevo alojados en mi corazón, en el alma, en la sangre que transita por el cuerpo. Te amo siempre y te quiero todos los días!

18 de julio de 2024

La pérdida de lxs hermanxs.

(Mi hermano Andrés y yo, en Guadalajara).

Hoy nos enteramos que el hermano grande de nuestra pequeña (27 años) Daniela, murió. Inevitable pensar y ponerse en ese lugar. Tanto porque Daniela no estaba en el país, como porque el hermano era un ser muy especial, con una existencia sufrida.

El hecho de la pérdida de hermanos, me toca muy de cerca, porque aunque no tenía una buena relación cuando murió, yo también perdí un hermano. Mi hermano Andrés. El hermano mayor, el primo mayor del clan de mi familia paterna. Andrés como mi padre. La vida y sus circunstancias hicieron de él una persona con una existencia difícil que pesaba sobre los hombros de mi padre, el cual reaccionaba de manera muy violenta cuando alguien intentaba hablar sobre el tema. Así fue como en el 2004 murió Andrés y mi pobre padre no aguantó el sufrimiento y partió el 2008.

Mi historia con mi hermano Andrés, no siempre fue lejana, hubo dos momentos. El primero, no recuerdo más que por las historias que mis padres y familiares relatan, en la que él y yo nos amábamos. Debo haber tenido 3 o 4 años y él 20 años más. Él era hermano solo por parte de padre y sin embargo, mi mamá siempre lo quiso como propio. Siempre hubo un lugar para él en nuestra casa, en nuestras vidas. En esa época en la que él y yo éramos muy unidos, vivía con nosotros, parece que fue en Valparaíso o en Santiago, meses antes que iniciara el gobierno de Salvador Allende. 

El segundo, fue en unos viajes que mi papá le pagó para que fuera a visitarnos a Guadalajara, Jalisco, México. Después del golpe cívico militar que derrocó el gobierno de Salvador Allende, mi familia fue diseminada por América, Europa y Estados Unidos. Él vivía en La Habana, Cuba, ahí se casó y tuvo su primer hijo y fue desde ahí que mi papá lo trajo una temporada y en ese tiempo, que seguramente era verano, nos reencontramos. Obviamente que él se acordaba de mi a diferencia mía y sin embargo su manera tan suave de ser, su tranquilidad, paz, sumado a lo alto y enorme que era como sus manos, hicieron que la Colomba de 10 o 12 años, fuera acurrucándosele. Fue lindo, atesoro ese recuerdo, esas caminatas por Guadalajara y Ciudad de México, de la mano de mi enorme hermano. Era un hombre amoroso, sufriente, nació sin herramientas para hacerle frente a la vida, tenía demasiadas inseguridades, miedos, terrores y a pesar que siempre fue protegido por mi padre, por su mamá, por mis abuelos paternos, no fue suficiente y no logró salir adelante. Pero igual se casó una vez, tuvo un hijo, se emparejó varias veces y tuvo otra hija. Fue buen padre pero en una pobreza total, fue un buen compañero de sus mujeres, aunque la primera lo abandonó, pero la última y madre de su hija, estuvo con él hasta el final. Triste la historia de mi hermano y más como fue echándose a perder con los años, no solo en lo físico si no que en lo emocional, en sus relaciones con nosotros, conmigo. Pero hoy, quiero quedarme tan solo con los buenos recuerdos. Aquellos que me recuerdan que yo también tuve un hermano, el hermano mayor, el primo mayor de la familia, el primer nieto, el primer hijo, mi hermano Andrés.

Y es que la muerte de los hermanos y por lo tanto de los hijos, es una constante en mi familia. Por el lado de mi madre, Blanca, su amor más grande era su hermano Eduardo y éste murió en la década de los 60´s en un accidente de auto. Creo que si no hubiera existido mi padre, que le prestó presencia, mi mamá no habría sobrevivido, porque el amor que se tenían era infinito. Eduardo era todo para mi  mamá Blanca y Blanca era todo, era la hermanita pequeña, su consentida, para Eduardo. Y así debe haber sido la terrible tragedia para mi abuela materna, Alice, perder a uno de sus hijos. Además que Eduardo era muy especial, todos quienes lo conocieron tienen una historia linda, divertida, emocionante, para contar sobre él.

Así también, un primo amado mío, decidió partir. No están muy claras las razones pero todo indica que se sucido. También llevaba por nombre Andrés, era mi  primo en segundo grado, hijo de una prima hermana de mi padre, tenía a penas 30 años. Andrés, era un príncipe hermoso, alto, delgado, con unas manos largas, anchas de dedos delgados, la sonrisa de boca más hermosa, unos ojos almendrados. Evidentemente estaba enamorada de él pero solo éramos amigos. Fue mi primer amigo hombre, teníamos la misma edad y mucha conexión, era muy amoroso conmigo, me apoyaba, estuvo ahí dándome su cariño inmenso cuando murió mi abuela Marta, era un maravilloso amigo que la vida me regalo aunque no por tanto tiempo. Su muerte fue devastadora, me hizo replantearme tantas veces por qué no estuve para conversar con él y así evitar lo ocurrido y un sin fin de ideas que cruzaron por mi mente, interrogantes que uno se hace cuando ya es inevitable. Si yo quedé devastada por su partida, imagínense a su madre, su padre, hermanos.

De los lazos familiares extendidos, está la de mi hermano mexicano, Antonio. Él cuando era chico tuvo una media hermana, Teresa, la cual en la más romántico y terrible, murió cuando era muy chiquita. De hecho, esta triste historia de la infancia de Antonio, nos la contó muchos años después de conocerlo. Evidentemente guardaba un trauma, una tristeza honda. Y fue en ese momento que nos presentó a su mamá, Vicky y ella me regaló un peluche con forma de conejo que era de su hija Teresa, todavía lo conservo. También Antonio comenzó a desenterrar fotos de él con Teresa. Siempre esa historia sobre la muerte de esta pequeña niña, estuvo cubierta por un manto meláncolico o así lo quise ver. Quizás también a causa de la ausencia de su hermanita, es que Antonio, nos adoptó a mi hermana Manuela y a mi. 

Otra muerte terrible fue la del hijo de mi hermanita de la vida, Claudia, hace dos años. Una muerte terrible porque dejó tan mal a mi hermanita y a su familia y a su hermano Diego. Matías era el nombre de este joven de 26 años que tampoco pudo más con la vida. Era increíblemente inteligente, todos sus primos solo tienen palabras hermosas para él, qué decir su mamá Claudia, su tía Marcela. Yo no lo conocí tanto, me tocaron un par de años antes de su partida y sí, era especial. Quizás por eso tomó la decisión que tomó, porque era demasiado especial para este mundo, venía como mi hermano Andrés, sin las herramientas suficientes para hacer frente a la vida ¿quién las tiene? Y un día de marzo decidió dejar de sufrir y luchar. Su muerte evidentemente hasta el día de hoy, ha dejado una estela de tristeza, mi hermanita Claudia, no volvió a ser la misma, sus ojitos tienen siempre una mirada triste, ya no sonrié, pocas veces se ríe. Ella que era toda alegría, el alma de las fiestas, la más loca, la más divertida. Y es que el Mati era el complemento de Claudia, eran tan parecidos. La Claudia realmente pensó que su vida la haría al lado de su Mati. Dejó devastados a todos quienes lo conocimos.

Y en este siglo XXI, 2024, sumamos un hermano, hijo, primo, sobrino, nieto, que ha muerto. Diego, aunque no sea un primo directo, ni sobrino, era el medio hermano de mi sobrina y con eso basta. Era un lindo joven, amoroso, lleno de vida. Diego sinceramente estaba lleno de vida y gracias a eso pese a todo pudo sobrevivir todos estos años, ya que desde que le diagnosticaron una terrible condición y le dijeron a sus padres, que no viviría demasiado, lo hizo. No toda su vida como seguramente él hubiera querido, pero logró vencer a todos los pronósticos médicos y sumar al menos 3 décadas y algo más. Abrazo infinito para Daniela y un beso para todos los hermanos, hermanas, sobrinos, sobrinas, primos, primas, hijos, hijas, nietos, nietas, que un día dejaron de compartir la vida con sus familias y dejaron ese espacio vació, que nunca nada lo podrá llenar.

7 de julio de 2024

Atila!!



Mi querido Atila,

Otra vez me sucedió, confundí el 7 que correspondía al tuyo, perdóname querido mío. Fue confusión, jamás olvido. Llevo desde el 7 de junio tu día, pensando si era en el sexto mes o en el séptimo. 

Discúlpame amorcito. Mi gatito Atila, con su moño en el cuello, el gatito negro de los colmillos filudos, mi gatito negro hermoso, cariñoso, que maullaba y ronroneaba. Tu mi Atila, hijo del Cuchi y de Escobita. 

Mi amado gatito negrito. Disculpa este olvido. Prendí el compu para escribirte en este siete del séptimo mes, pensando jurando que era el tuyo. El aniversario de tu ausencia, un domingo cayó y ese día era de semana. 

Mi Atila amado, no tengo ninguna foto de ti, quizás por eso estás tan clavado en mi memoria. Miro las fotos de la Escobita y es como verte, ella no tenía tu mechón blanco en el cuello, seguro, herencia del Cuchi. Mi bebecito miau miau.

Junio o Julio, el siete está asociado a ti, discúlpame por favor, reitero otra vez. Estás en mi memoria, en el corazón, hoy séptimo mes y en el sexto también. Mira, encontré una fotografía de un gatito pequeño negro como tu, con una manchita en el pecho como la tuya. Él no es tan negro azulado como tu, obvio, pero es un semejante.

Te quiero!!!

3 de julio de 2024

Para Rita!

 



Y como cuando las emociones quedan contenidas, más no en suspenso, apago el sonido del mundo, para tan solo quedarme con tu voz, contigo. Las sensaciones/emociones nostalgias, Rita mi querida Rita, tu fuerza  sigue presente, fuerte como el sol, tu energía nos/me conecta nuevamente, invitando a viajar hasta los recuerdos, a mis nostalgias

Acabo de terminar de ver el documental donde hablan tan lindo de ti. Me pasaron tatas cosas, se me enchino la piel tantas veces, sentí que eras tú la que me contabas con detalle, tu vida y experiencias, tantas, tantísimas, cuando decides marcharte de Guadalajara y comienzas tu vida en el teatro, hasta terminar en Santa. Entonces pongo pausa y ejerzo el play de la memoria que nos vuelve a reunir, surgen los tiempos del EZLN y toda tu lucha firme y consecuente a por ellxs. Me emociono, llega tan hondo, supongo porque mezclo mis tiempos con los tuyos. Acelero la memoria y recuerdo una y otra vez esas pocas tardes en Gregorio Dávila 

cuando sacabas la guitarra y cantabas tan bonito a Silvio, siempre con tu risa de sonrisas, esa carita de Betty Boop, ese cuerpito menudo y hermoso, luminoso por tu sonrisa, recuerdo tu rostro blanco contrastando con el rojo cereza de tu boca, nos, me tenías embelesada, eras tan simpática, tan cercana aunque fueras mayor que nosotras.




Entonces viajo a 1993, cuando vuelvo nuevamente a México, después de 5 años de ausencia, reencontrarnos de casualidad. La casualidad es una constante en m vida, los sucesos más marcadores llegaron de esa manera. Y tú siempre tan generosa, me invitas a quedarme unos días en tu depto. Aquel que estaba cerca de los Estudios Churrubuscos, al lado de esa autopista. En aquella vecindad, donde habitabas el segundo piso, que asomándose desde la sala/comedor mirábamos esa avenida tan sin árboles, con tanto cemento y autos. Con ese reencuentro y otros sucesos que no vienen al caso, es que en 1997 decido regresar a vivir a México, -definitivamente-, según yo. Gracias a tus consejos y generosidades, vuelves a recibirme durante varios meses, en el departamento de Márquez Esterling, aquel edificio antiguo sin ascensor y tú viviendo en el último piso. El edificio en cuestión quedaba casi esquina con Avenida Balderas, cerca del metro del mismo nombre, que Rockdrigo González, hiciera tan famoso. 


Aquel barrio que era mejor no caminarlo a profundidad de noche, pero sí detenerse en el puesto de quecas, en el de los elotes, arrendar en el videoclub, pasear por La Ciudadela, cuando todavía no se convertía en tianguis. Tantos recuerdos, memoria de imágenes viajan hasta mi. Como los puestos de tacos de la Avenida Articulo 123, que me regañaste por probarlos y asombraste porque no morí de indigestión. Sigo agarrada a esos recuerdos que me trae el documental y como si la proyección atravesara mi memoria, veo retazos de mi historia en Ciudad de México, hilvanándose con la tuya. Esos meses en tu depto. De Avenida Balderas, fue la oportunidad para conocerte, aunque me miraras eternamente como una niña, conversabas conmigo, de tu vida, tus dolores y amores. Mientras te miraba admirada, admirándote ya no solo como actriz de teatro, sino que ahora además como la vocalista de una banda que comenzaba a pisaba el acelerador escribiendo una gran historia. Rita, mi querida Rita, siempre calidad, atenta, la chicoca preocupada de la gigantona, tan dulce, directa y sincera. Soy de lxs que  piensa que Santa Sabina, no existiría a no ser por tu energía, fuerza, coraje. 


Santa Sabina, eras tú, la voz, la ideóloga, la creadora, la que no dejaba un detalle sin checar, todos esos adjetivos calificativos, eran peros para esa bola de pelotudos, irresponsables, con voluntad para fumar mota y hacer relajo, incapaces de darse cuenta que cuando SS desapareció, se los llevo a ellos, no pudieron retomar con fuerza ningún proyecto musical, hasta hoy, porque faltaba la dadora de energía: Rita. Si bien me enojó escuchar a Valero y a Patricio, está bien que quede constancia de sus ingratitudes, quién los conoce como México adoró a Rita, nadie.



Y sin embargo no puedo dejar de enojarme al recordar el blabla de PValero, mala gente, nada sorprende pero no por ello molesta menos y PatoI basura, que tu boca se haga chicharrón ya que la nariz la dejaste inutilizada, mala gente, mal agradecido, culpar a Rita de tus adicciones, hay que tener bien poca ¿eh? 

Dejo atrás a los necios y mejor continúo viajando hasta mis días con meses junto a Rita, todo lo que aprendí con y de ella, la gente que conocí a través suyo, sus historias, la ciudad, sus parajes y parejas. No puedo quedarme en la idea que no volvimos a sabernos y sin embargo no recuerdo por qué dejamos de escribirnos, por qué no supe que nació Claudio, que te emparejaste con Aldo Max. No puedo cargar esa interrogante que se transforma en una angustia innecesaria, y aunque no estuve cuando partiste, al igual que Adri, siento que esa 

Parte de mi se quedó a tu lado cuando nos dejaste. Iluminaste mi vida cuando te conocí en Guadalajara a mediados de los 80 y además, abriste mi cabeza en 1993 y en 1998. Gracias a ti y al mundo que compartiste conmigo, conocí a un buen amigo que a veces va y otras viene, pero sé que está. También me advertiste de no caer con PatoI, pero no te escuché y así lo pagué. Todavía recuerdo la receta de jugo de nopal para bajar de peso, era asqueroso, pero me lo tomé tantas veces lo preparaste. El aroma de canela evoca a tu cocina, los tallos largos abrazados con un cordel, esperando los tomaras con agua hervida pero no hirviendo, tips para cuidar la garganta y la voz. Este documental ha reavivado esas imágenes y momentos que estaban un poco atesorados/dormidos, nunca olvidados. Nunca te voy a olvidar, no lo hice antes, menos ahora  que las nostalgias ebullicionan queriendo salir del baúl, con mayor razón atesoraré los conocimientos y lecturas de vampiros, las tardes de Lovecraff, tu, Adri y yo leyendo diarios, recostadas en tu cama, la de los encajes aleja mosquitos, dónde estará Fabiola, por qué no la entrevistaron, ni a Rodrigo Garibay.



Siento que un pelín nos parecíamos, porque también tengo un credo/dios particular, una espiritualidad, un estado de contemplación que crece cuando devoción por los árboles, la tuya es más humana por eso lo del EZLN, los campesinos, la gente pobre, los niños de la calle. Me quedé sin conocer a Sergio Hernández, Rita, pensé que lo vería en el docu, pero partió antes que tu. Tú que buscabas la paz sobre el mal

Rita mi querida Rita, eterna gratitud, eres sol, fuente de energía, consecuencia, te quiero y te admiro. Me quedo con tu sonrisa de risa, tu carita linda, tu sencillez, humanidad, Rita, mi querida Rita, formas parte de la escasa felicidad que he tenido, estás dentro de la burbuja de cristal donde atesoro/guardo/acaricio, los recuerdos de esos 12 años, de mis días luminosos de horizontes y esperanzas, a los que sumo los meses, quizás un año, que pasé contigo. Gracias, infinitas gracias!!!

No quedan más Sánchez Reyes.



Contigo termina la historia de una familia

y mientras la noche cubría al mundo, 
hacia el cielo viajaban pensamientos silenciosos, recreando lugares 
y en ellos,
ustedes, seres de vidas pasados, de historias ayerosas.

Ya no quedan Sánchez Reyes,
pero nos preceden sus historias particulares, 
personajes extrovertidos y sin embargo discretos,
estrafalarios y no sabemos nada de ustedes,
tan solo lo que logramos escuchar,
aquello a lo que pusimos atención,
minuciosamente observamos,
para concluir hoy,
que eran los Sánchez Reyes, estrafalarios, particulares y extrovertidos.

La ruta continúa durante la noche,
queremos llegar a despedirte
y mientras nos acercamos.... los dedos del conductor tararean sobre el volante, melodías de músicas lejanas,
porque cercano repiquetean las nostalgias llevándonos hasta el Tío Pino, el tío cochayuyo,
la cálida, sencilla Alicia, la Blanca hermosa, simpática y aventurera junto a sus hermanos.

Tu, mi querida Alicia,
la más distinta entre los hermanos
y sin embargo tan idéntica en la capacidad de trasmitir paz,
aquellas tardes en tu habitación,
la de los últimos años,
escuchando música clásica,
viendo algún programa de la TV,
leyendo las revistas del Mercurio
y la sensación de tranquilidad....
cuando íbamos a tu casa, los problemas o malos ratos experimentados quedaban fuera, ahí la sencillez y tu calidez embriagaban el ambiente.

Hablando de todo y nada,
pasar revista a la familia de una, otra y la tuya,
el largo listado de nietos,
los tres hijos,
mientras comíamos dulces y pan, con café helado en verano, té Earl Grey, que con tanta gracia pronunciaban mi mamá y tu.

Voy a extrañar esas tardes impregnadas de paz,
admirando el Manquehue,
buscando verdores entre medio de tanta grúa inmobiliaria,
sintiendo la brisa de tu calidez,
sencillez y simplicidad,
de aquellas deliciosas onces en la terraza o el comedor,
la alegría de tu cara al abrir regalos de chocolates  o pasteles.

Ustedes, los Sánchez Reyes,
fueron personas realmente generosas,
de las que daban sin esperar nada a cambio,
preguntando por otros,
hablando poco y nada de si mismo,
buenos de corazón, solo comparables con mi mamá.... ups también es una de ustedes.

Cuando recién murió mi mamá,
pasar las tardes a tu lado e intentar abrazarte, mirarte sin que te sintieras observada, tan parecidas, tus ojos eran más chicos y del resto las expresiones, movimientos de brazos, cara...de congelar el parecido y las ganas de no soltarte.

No quedan más Sánchez Reyes en la tierra,
el viernes 24 de mayo partió la última,
mi tía, la Ita, la mamá, abuela, tía,
de las personas más particulares, cariñosas y especiales que he conocido.

Alicia,
la que nada la amilanó si de familia se trataba,
ni los designios al matrimonio, menos a los ideológicos, 
a ti te movía el cariño verdadero,
la solidaridad que no necesita de iglesia,
porque es verdadero,
porque se demuestra en las acciones,
en las buenas y en las malas,
la familia para ti era lo primero. 

Mi tía Alicia,
la mujer sencilla, simple y a la vez la más amorosa y tierna,
resguardo en la memoria de los para siempre,
el día de tu cumpleaños en Martín de Zamora,
al son del pastel de choclo y sandía,  en compañía de tus hijos y nietos, la mesa larga, mi mamá y yo a tu lado. Mirar cual espectadora la reunión familiar, ese jardín, el árbol.

Me quedo con las tardes,
en cada una de sus estaciones,
compartiendo en la terraza y fisgnoeando las vidas de los departamentos frente a nuestra vista, los detalles de sus terrazas, que si tienen plantas, que si secan la ropa, que esos de allá hace meses que no abren las ventanas, los de ahí solo hacen asados. 

Atesoro con el corazón y el pensamiento,
esas horas, de días, meses que pudimos estar contigo,
conocerte y quererte,
te quiero mucho tía Alicia,
gracias por abrirnos la puerta,
invitarnos a pasar, escuchar tus músicos clásicos,
gracias por las remembranzas sobre la familia, las curiosidades, 
gracias por mostrarnos tus álbumes de fotos de los Sánchez, Reyes, Laglois, Muñoz.

Gracias siempre por la generosidad,
calidez, tu sonrisa volada, viajando quizás como está ahora a reunirte con tu hijo y tu Camilo.
Me quedo con la calidez que da tu recuerdo,
no sé si vuelva a subir tan arriba por la ciudad
y sin embargo,
estarás en las hojas de los Liquidámbar, de los Magnolios, qué decir de los amarillos abanicos Gingko.
Te quiero tía, te quiero mucho y sé que mientras más días pasen, tu ausencia se notará más y más.

Extrañar el estar contigo,
simple y hermosamente,
estar a tu lado
y siempre, para siempre,
mirar hacia atrás,
al pasado, el de los Sánchez Reyes,
el tuyo, el de mi mamá y sus hermanos.

Hermanita, la mamita partió


"Hermanita, la mamita partió".



Así fue como me enteré el jueves 20 de junio, que a las 16 horas, la mamita Maggie, la madre de mis hermanas de vida, adoradas y amadas, había muerto.
De ahí en más las horas fueron haciéndose eternas. Como también la noche, que se llenó de sueños memoriosos de tiempos existentes y de otros más fantasiosos. Remonté las imágenes hasta 1987 cuando conocí a mis hermanitas Marcela Chelita, Claudia Yeya, en el colegio. Y al poco andar conocí a Don Vicente y a Maggi, Lili, Marilí, como le decían a la "mamita", mi segunda mamita.

En esos años la que les escribe estaba recién llegada, de vuelta, a Chile tras un exilio de 12 años de mis padres en México, el nuestro nefastamente recién comenzaba y sin embargo, a pesar de los cielos grises que vivíamos, las hermanitas Acuña Moenne y su familia, se transformaron en mi paraíso terrenal. Patudamente renombre papá y mamá a Don Vicente y Maggie, quienes amorosos, quizás un poco extrañados, aceptaron desde el principio.

Fueron no sé si cuatro o cinco años intensos, los dos del colegio  y los primeros años de universidad de las mellizas, ya que como siempre o como empezaba hacerse costumbre, mi vida no iba acorde con los tiempos de las personas de mi generación. Entonces mientras ellos aplicaban para dar la PAA y entrar a la universidad, yo me dedicaba a trabajar y visitarlas en la casa de Almirante Barroso con Agustinas y después en la de Dublé Almeyda con Los Tres Antonios. Esos tiempos, de imágenes y recuerdos, los tengo frescos como si el tiempo no hubiera sumado más de 30 años.

En ellos está presente siempre, siempre, la generosidad, amabilidad, calidez, de la mamita Maggie. Recuerdo días en que llegaba a visitarlos, ya vivían en Ñuñoa y en casa solo estaba la mamita, ajetreada con las cosas típicas de la casa y además preparar las conservas en verano para el invierno. Me ha quedado siempre grabado esos momentos, uno, porque soy golosa y todo lo que suene, se pronuncie o acerque a la palabra comida, me atrae enormemente. Y la mamita era realmente mágica, por la cantidad impresionante de cosas que preparaba. Mermeladas, Chutney o así se les conoce hoy, mayonesa, pan, galletas. En versión machista, la mujer ideal, en versión mis ojos, la mujer más maravillosa del universo. Porque si bien mis padres y los Acuña Moenne, eran muy, muy parecidos en lo estructural, también en la composición familiar y qué decir en lo ideológico, distaban en la edad y en las formas de realizarse o hacer la vida. En el caso de los míos, mi mamá si bien debía cuadrarse a lo que mi papá mandaba, no se quedó en casa haciendo todas las cosas que igual debía hacer, sino que tuvo que salir a trabajar ya que mi papá solía tener períodos en los que no aportaba económicamente. Y de las labores caseras o domésticas, la verdad le cargaban, mi padre decía que el motivo era haber pertenecido a una familia muy pituca y con muchos empleados. La verdad quién sabe porque mi papá provenía de las mismas raíces y lo más que le gustaba barrer y barrer. Mi madre tenía sus gracias culinarias más bien hacia los kuchenes y el arroz, para el resto y con todo cariño era de un monótono. Que claro, cuando una ya es grande y debe hacer todas esas cosas, entiende que si no tienes dedos para el piano, la monotonía no se debe a falta de cariño sino que pensar en preparar comida todos los días de la vida, debe ser para matarse.

En cambio la mamita Maggie, no sé si era muy buena actriz o qué, pero le notaba contenta en sus funciones o resignada echándole pa delante, no lo sé. Pero siempre estaba haciendo cosas interesantes a mis ojos, no solo comidas, sino que también arreglando muebles, barnizándolos, martillando. Después comprobaría esas mismas dotes creativas en Chelita, una de mis mellizas adoradas. Quién en una época se dedicó a limar, pulir, barnizar, casi hacer, los muebles hermosos de su casa primera de recién casada en Montenegro. Qué decir las dos hermanitas, las manos de santa que heredaron para cocinar. Siempre es un lujo pasearse por sus hogares, porque te atienden como los dioses y con puras delicias. Ese es el sello de mamita Maggie, además de muchos, miles, de otros que debe haber tenido y que por conversaciones y leídas, voy descubriendo.

Y en esas añoraciones y ensoñaciones, llevo desde el jueves que mi Yeyita me avisó que mamita partió. Entonces, no pude dejar de pensar que moría un jueves igual que mi mamá, solo que con dos horas de anticipación. Que era nada menos que un 20 de junio, el advenimiento del año nuevo mapuche, del equinoccio de invierno. Supongo que esas son las designaciones estelares que la vida, la Pachamama, no quiero decir Dios porque soy atea, entregan para recibir en la senda de la luz a la mamita Maggie, Marily, que bien lo merecido lo tiene. 

Y como dicen sus tres hijas, mis mellizas y la Manena, la mamita de ahora en más será una estela de luz, alumbrándonos la vía. Bien patuda digo "nos", porque aunque pasaron muchos años en que no nos vimos, ellos, ella, Don Vicente, mamita Maggie, han estado desde hace más de 30 años, guardados en mi corazón, en las memorias, en las imágenes de tiempos. Aunque la biología diga misa, ellos también son mis papás, los que elegí al fin con el mejor de los ojos posibles, porque después de mis papás a los que amaré toda la vida, Vicente y Maggi, hubieran sido mis otros mejores padres y yo la más feliz de tener cuatro hermanos más para compartir la vida.

Borrador por si acaso de JW

 


Quiero aclarar que no leo autoras mujeres por aquello de la "sororidad", menos si lo pensamos desde Chile, el país en el que vivo y que esa palabra está tan manoseada, que la dejarán sin sentido y con hartos agujeros, para después olvidar e ir a masacrar otra. Así tampoco leo autores hombres, porque me considere machista, simplemente leo libros. No me importa el género de sus autores, solo pido calidad, que me atrape, me dejé volando, que la ensoñación dure mucho tiempo.


De hecho de adolescente me identifiqué con David Copperfield (Dickens), así como también con Edmond Dantés (Dumas), de quien evidentemente estaba locamente enamorada y celaba un mucho su relación con Mercedes, a diferencia de Inés, la amada de Copperfield, por quien sentía profundo cariño. Y si, es verdad, otra cosa fue cuando llegó hasta mis manos Jean Eyre (Emily Brontë). Con Jean, me sucedió que la apariencia que mi imaginación creó, semejaba tantísimo con mi mejor amiga de México. Así que Eyre y yo, nos hicimos amigas y cómplices, le hablaba mientras la leía, comentándole y reflexionando los sucesos terribles que le estaban pasando. 

Creo que lo que me unió a David Copperfield, Edmond Dantés y Jean Eyre, además de la identificación, fue que los cuatro sufríamos del mal de la intensidad. Intensidad para vivir, para amar, para elegir a nuestros amores y amigos y sufrir porque no éramos correspondidos. Muchas veces soñé con ser Jean Eyre, me atraía mucho ese ogro de Rochester, también la vida sencilla, pulcra y ordenada, meticulosa  y sufrida de ella. Pero cada tanto, necesitaba sentir la energía vengativa de Dantés y ejercerla sobre aquelles que me hacían sufrir, para volver a la calma sufriente de Copperfield, que amó solo a una mujer y el resto fue eternizarla por siempre jamás, sentimientos que comprendía y entendía como si me pasaran a mi.

Hoy sé que tengo mucho de hombre, como también mucho de mujer en mi personalidad, soy más masculina que femenina, más ruda, si me violentan cuidado con mi derechaso. Y por eso, cuando un libro/historia, me atrapa, la sensación de identificación, va más allá de si es un o una protagoniste o personaje secundarie. Son les persones, sus hechos, razones, ideas, pensamientos, relato, lo que me atrae.

Supongo que la conexión con las letras/libros de autoras mujeres, puede ser más recurrente, aunque me ha sucedido que no me pasa nada y los desecho, como con libros de autores masculinos.

Pero en la intensidad que me caracteriza, si tuviera que rankear (que fea palabra parece de enfermo de la tos), los libros que me han dejado dada vuelta, los titularía como "libros de cabecera". El conde de Montecristo, David Copperfield y Jean Eyre, sin duda están ahí hace muchos años. Y hoy, a ese lugar se suma Jeanette Winterson, en especial su libro: "¿Para qué ser feliz cuando puedes ser normal?". Se ha convertido no solo en el libro de cabecera, sino también el de referencias, al que volveré muchas veces, hojearé capítulos buscando esos momentos de ensueño, tristeza, alegría, simplemente vida.

En mi caso, no provengo de una familia de escasos recursos, pero sí tuve un padre un poco "loco" y también teníamos restricciones como no jugar pelota en la casa, no mascar chicle, no hacer ruido cuando él estaba durmiendo la siesta. En mi caso mi padre, fue al principio de nuestra vida de exilio en México, el único aporte económico que tuvimos, pero después mi mamá se las ingenió porque era muy creativa y apoyó la economía. Entonces nuestras vidas durante muchos años, fueron sencillas si, pero poco nos faltó para comer libros, porque mi padre daba un valor preponderante a ellos. Mi padre a diferencia de la mamá de Jeanette, valoraba mucho la inteligencia, el intelecto, la lectura. Es más, no profesar la lectura era digno de ser tratada de tonta. Pero como en mi vida todas las cosas han sucedido, cuando tienen que ocurrir, fui la tonta de la casa muchos años, hasta que de repente comencé a leer y no me paro nadie. En ese afán de lectura que nos inculcó mi padre, también dedicó su vida a comprar, adquirir, hurtar, robar, libros de cuanto lugar imaginable puedan pensar. Es por eso que no teniendo trabajo este 2023, puedo darme el lujo de dedicar el tiempo libre a leerlos. Dos libreros de suelo a techo habitan la pieza donde duermo. Y buscando una forma de clasificar por ¿dónde comenzar? es que idee hacerlo desde "los más enpolvados". Como Jeanette lo hizo de la A a la Z, forman en que los clasifican en la librería pública de su ciudad natal.

Los libros de mi pieza, como los de la biblioteca de Manchester, son variados en épocas, nacionalidades, género, hay poesía, ensayos, literatura latinoamericana, europea, norteamericana, investigación periodística chilena y mexicana. Literatura clásica, contemporánea del siglo XX y contemporánea del siglo XXI, pero lo que más, más destaca es el abrigo de polvo sobre ellos jajaja.

Somos totalmente distintas y al mismo tiempo parecidas, sobre todo en la intensidad, para concebir las relaciones humanas en más complejas que satisfactorias, nos gusta la soledad, somos solitarias, de caminar kilómetros y kilómetros, pensar y caminar, caminar y soñar/imaginar, pensar entre la naturaleza, sentirla, escribir y comer. Nunca me había pasado de sentirme tan atraída/simpatizar de tal forma, con une autore. Me pasó como comenté que forjé una amistad con el personaje de Jean Eyre, fue mi segunde amigue imaginarie. Por eso es que de ahora en más, Jeanette Winterson, será mi autora de cabecera, tendré su libro junto a mi, no lo prestaré, tampoco regalaré, puedo recomendarlo como hago aquí. Winterson es mi nueva "amiga imaginaria autora". Definitivamente estoy avanzando jajaja. La pensaré, conversaré, además de conseguir sus libros para leer y leer y leerla.

Árbol genealógico en extinción.


Los años 2019 y 2020 fueron marcadores no solamente por el estallido/revuelta y pandemia, respectivamente. Sino porque el nexo original con la familia materna y paterna, cobraron la vida de sus dos últimos integrantes.

En mayo/junio 2019 muere mi tía Alicia Sánchez Reyes, la hermana de mi madre y en septiembre del 2020, el hermano mayor de mi padre, Héctor Orrego Matte.

Sumado a eso, la que fuera la casa familiar de mi mamá, ubicada en Manuel Montt 1426, Providencia, fue demolida. Es verdad que quedamos los hijos, sobrinos y nietos, de ambos lados. En cierto modo es verdad, de ese árbol genealógico, vengo a ser hija, nieta, sobrina. Pero los que ya no están, los Orrego Matte como los Sánchez Reyes, se llevaron consigo un sin fin de historias, sucesos, anécdotas. Aunque exista el libro "Retorno", de mi abuelo Héctor Orrego Puelma y los que escribió mi tío Héctor. Nunca vio la luz aquel libro que mi padre, de nombre Andrés, no pudo concretar. Kilos de páginas escritas, intentando contar la historia de Buin, su infancia con los Matte, en el Morro con los Orrego. Y bueno, ningún resquicio que dé cuenta sobre la vida de los Sánchez Reyes.

Supongo que como hija de mi padre, a quien me parezco mucho, es que no ha cesado nunca el deseo de seguir sus pasos escritores y concretar en algo, aquella historia de nuestra familia. Tantas historias que él mismo nos contó a lo largo de nuestra infancia y adolescencia, en viajes, en las noches. Historias envueltas en anécdotas, recuerdos, nostalgias, historias y más historias. Sumado a las que contaban mis abuelos cuando nos visitaban en México. 

Pero en cambio, mi madre, de su familia los Sánchez Reyes, poco y nada contó, como tampoco lo hicieron el tío Patricio y Pino, cuando volvimos a Chile, menos mi tía Alicia. Sobre ellos se tejió un especie de pacto, en donde no se cuenta, no hay constancia alguna de sus vidas. Quizás por eso también mi deseo punzante por hacerlo, romper aquel pacto y hablar un poquito sobre ellos. A sabiendas que quizás, donde quiera que estén, no les gustaría que lo hiciera o  ¿quién sabe?

Pero el deseo latente, punzante, sigue vivo. No hay momento de la vida en que no piense en todo lo que marcó mi familia a este país. Aunque de ellos no existan placas, monumentos, insignias, calles. Sí marcaron y tomaron un lugar importante en la historia de este país Chile. Desde mi abuelo cuando trabajó por dar salud digna a los desposeídos, cuando fundó el Hospital del Tórax. Entonces ¿por qué no merecer que alguien de su árbol genealógico, resalte todo aquello?

Es por eso que yo, la que escribo como mi padre, como mi abuelo, que poseo esta característica o defecto de ser sumamente nostálgica, amante de lo que ya pasó y quedó grabado en la historia, que vivo pegada/apegada a un tiempo que se conjuga mirando hacia atrás, un tiempo pasado en el que seguramente, se fue muy feliz, debería tomar la posta y dar rienda suelta a la historia familiar. familiares

Estoy segura que a mi padre, tanto como a mi, le hubiera deprimido ver demolida la casa de mi madre. La ausencia de mis padres y ahora de esa casa, me hace sentir inevitablemente que soy una marciana en esta tierra. Mis nexos, raíces, conexiones -pocas-, en la historia de mis padres, ya no existen. Las calles han cambiado su pavimentación, secado o tapado las acequias, sacado o cortado muchos de los árboles, las casas - como la de mi madre-, han sido demolidas para sustituirlas por enormes, altos y horribles edificios. 

Entonces me baja el sentimiento Andrés y deambulo entre querer matarme y/o marcharme. Nunca pertenecí, pertenecido, a este país, sí a mi familia Sánchez Reyes y Orrego Matte, sí al lado de la gente que lucha y exige verdad y justicia en materia de derechos humanos, sí a la gente que lucha, a lxs verdaderos de izquierda y sin haber tenido las agallas suficientes para quedarme en México, sobrevivo, he sobrevivido en este país durante 36 años. Pero resurgió o nació el amor/respeto/admiración a por Chile, su gente, a partir del 18 de octubre del 2019. Aquellos escasos tres o cuatro meses en que despertamos y fue hermoso. 

Soledad compañera.


Llevó la mitad de mi vida (si es que vivo solo 100), más 5 años, descifrando un misterio. Tengo la certeza de ser una persona con gran capacidad de aislamiento, soledad, imaginación. Poseo y atesoro o atesoro un enorme mundo interior, capaz de confrontar la existencia mucho  más plenamente que la vida real.

Un mundo interior, paralelo y pleno de vida, amigos, amor, que ha alimentado mas en reemplazo, las carencias en el mundo real. Esa capacidad ha llevado a transitar una ruta, en solitario sin que la soledad se transforme en desolación, ni tristeza. Quizás sí en melancolía y nostalgias por tiempos más venideros experimentados en mi niñez y adolescencia, que suman remembranzas como un alimento alegre para ambos espacios temporales de existencia.

Quizás, pienso, que la sensación de satisfacción por mi vida paralela, le ha quitado urgencia e insatisfacciones a mi pasada pro el mundo "real". Eso pienso/reflexiono ahora. Porque en 54 años de vida, en vez de seguir mi instinto, he transitado sufriendo/lamentando, las carencias de amor/amigos/familia/contención.

De escuchar mi intuición, más joven, quizás y sé que el "hubiera" es un tiempo inexistente/incapaz, de conjugarse. Podría, hubiera, habría, sufrido innecesariamente menos. 

Pequé de convencional, cuando no lo soy, quise, quería, quiero, tener un hombre que me mire/ame y yo mirar/amar y quedarnos juntos por siempre. Desde mi mundo paralelo, al que denominaremos CRA, lo he tenido. Encontré amor/amigos/familia/contención. Somos un grupo variado de "desintegrados" sociales, que la vida/destino, nos juntó/unió. Más que "desintegrados" me inclino por porque somos "desadaptados", no encajamos en el mundo real. 

Nuestro diferente/distinto, nos delata, aquello que nos señala, allá nos une, jóvenes hermosos, chicas preciosas, todos sensibles, emocionales, susceptibles, seres desplazados, desterrados, por sus características que impiden encajar cual pieza de puzzle, en el mundo real.

A, Colomba, Ru, Ri, H, Ru, celosias de exterior, Danny Ben, Gremnling. Tenemos que ser 8, porque somos infinitos.

Aquello que en la tierra produce me digan, rara, loca, localomba, es mi ser, personalidad, esencia. 

Esa sensación de plenitud, quizás un poco soberbia, de estar completa, es por mi vida en CRA. La que llevo todos los días de la vida, en la sangre, en los pasos, en la mente, ser no solamente yo, sino que una y al mismo tiempo todos los demás- Siempre yo, A, C , R, Ri, H, R, DB y G. Y a su vez ellos, ella, en su vida, son ellos con nosotros, conmigo.

De esos mismos momentos, del lado real, donde nos encontramos, nutrimos nuestras vidas para CRA, de música, historias, películas, libros. No todo lo del mundo real es tan despreciable, el punto está en no relacionarse/profundizar, con quienes tarde o temprano, nos tildaran de "raros". Funcionar como fantasma "molestos", que emergen en sus vidas, moviendo sus objetos, cambiándolos de lugar, prendiendo la TV, la radio, botando un vaso, haciéndolo trizas sobre el piso. Sería fantástico/maravilloso, ser un fantasma, un ser invisible, que se cuela en sus vidas observando sus simplezas, cotidianidades, desordenándolas. 

Seguro sus mascotas me verían, como cuando las mías quedan perplejas/estáticas, ante el paso de otros fantasmas, quizás mis padres, muertos mil años más antiguos. Con la salvedad de no estar muerta, tan solo arropándome por completo con la vestimenta de invisibilidad, que los ojos sin mirar de elles, proyectan sobre uno.

Un especie de maldición que se revela, transformándose en una herramienta útil. Quizás para usar en su contra, quizás para sacar un provecho personal, simplemente aprovechar el don de ser persona invisible a ojos comunes y moverme a destajo, en sus y por su espacios sin ser notado. Mover, botar, robar, quebrar a destajo y sin culpa, porque no existo/ ni estoy.

Reflexiones!


A lo mejor el tema es que lo decidí tarde. A los 53 y medio, una vida diría alguien, o es solo mi conciencia? La conciencia frustrada que siente que tanto esfuerzo no sirvió para nada. Aleja de ti y de mi esa idea, estaré fuera de la edad de merecer, más que fuera descalificada jaja. Me lo tomo con humor porque estoy mejor de la rodilla y porque así ha sido toda mi vida: una oda llegando a destiempo a todo.  

Pero ya estoy aquí, me ha costado 1 año y fracción. Es verdad que los 3 meses con lo de la rodilla quizás me jugaron en contra, pero retomaré las riendas y el control.
Y ¿qué voy hacer? Pues seguir adelante, como siempre, sola que mal acompañada. 

Espero que pronto viajando/caminando, dejando la neura de lado. No voy a claudicar porque lo que nunca he tenido no llega o no llegará, tremenda novedad y tampoco por la invisibilidad que se me practica. Todos esos que no me miran, que se queden atrás, nunca han estado en mi vida. 

Qué más puedo hacer? No quiero sufrir, a puro seguir intentando ser, yo sé que a veces más que otras, duele esa ausencia de compañía/amor/sexo, pero casi 55 años, demuestran que igual se puede.

Más que reflexiones, atención!!


Así como ocupada en otros asuntos, demoré -involuntariamente- hora y media en ver su mensaje, tendría que haber demorado más en responder. Por una parte,  ojalá no exista otro mensaje, realmente quiero que desaparezca de mi vida. 

No ver nada, ni enterarme nada sobre él. Merezco y quiero alguien que me quiera y le importe y me valore, quizás no existe, no importa, no por eso me quedaré con la primera mala persona que mis ojos vean. 

Pero, pero, pero, si ocurre que vuelvo a toparme con otro mensaje suyo: tiempo para leer, tiempo muchooo tiempo para responder,  aunque sea un monosílabo.

Aléjate de mi!!!