Contigo termina la historia de una familia
y mientras la noche cubría al mundo,
hacia el cielo viajaban pensamientos silenciosos, recreando lugares
y en ellos,
ustedes, seres de vidas pasados, de historias ayerosas.
Ya no quedan Sánchez Reyes,
pero nos preceden sus historias particulares,
personajes extrovertidos y sin embargo discretos,
estrafalarios y no sabemos nada de ustedes,
tan solo lo que logramos escuchar,
aquello a lo que pusimos atención,
minuciosamente observamos,
para concluir hoy,
que eran los Sánchez Reyes, estrafalarios, particulares y extrovertidos.
La ruta continúa durante la noche,
queremos llegar a despedirte
y mientras nos acercamos.... los dedos del conductor tararean sobre el volante, melodías de músicas lejanas,
porque cercano repiquetean las nostalgias llevándonos hasta el Tío Pino, el tío cochayuyo,
la cálida, sencilla Alicia, la Blanca hermosa, simpática y aventurera junto a sus hermanos.
Tu, mi querida Alicia,
la más distinta entre los hermanos
y sin embargo tan idéntica en la capacidad de trasmitir paz,
aquellas tardes en tu habitación,
la de los últimos años,
escuchando música clásica,
viendo algún programa de la TV,
leyendo las revistas del Mercurio
y la sensación de tranquilidad....
cuando íbamos a tu casa, los problemas o malos ratos experimentados quedaban fuera, ahí la sencillez y tu calidez embriagaban el ambiente.
Hablando de todo y nada,
pasar revista a la familia de una, otra y la tuya,
el largo listado de nietos,
los tres hijos,
mientras comíamos dulces y pan, con café helado en verano, té Earl Grey, que con tanta gracia pronunciaban mi mamá y tu.
Voy a extrañar esas tardes impregnadas de paz,
admirando el Manquehue,
buscando verdores entre medio de tanta grúa inmobiliaria,
sintiendo la brisa de tu calidez,
sencillez y simplicidad,
de aquellas deliciosas onces en la terraza o el comedor,
la alegría de tu cara al abrir regalos de chocolates o pasteles.
Ustedes, los Sánchez Reyes,
fueron personas realmente generosas,
de las que daban sin esperar nada a cambio,
preguntando por otros,
hablando poco y nada de si mismo,
buenos de corazón, solo comparables con mi mamá.... ups también es una de ustedes.
Cuando recién murió mi mamá,
pasar las tardes a tu lado e intentar abrazarte, mirarte sin que te sintieras observada, tan parecidas, tus ojos eran más chicos y del resto las expresiones, movimientos de brazos, cara...de congelar el parecido y las ganas de no soltarte.
No quedan más Sánchez Reyes en la tierra,
el viernes 24 de mayo partió la última,
mi tía, la Ita, la mamá, abuela, tía,
de las personas más particulares, cariñosas y especiales que he conocido.
Alicia,
la que nada la amilanó si de familia se trataba,
ni los designios al matrimonio, menos a los ideológicos,
a ti te movía el cariño verdadero,
la solidaridad que no necesita de iglesia,
porque es verdadero,
porque se demuestra en las acciones,
en las buenas y en las malas,
la familia para ti era lo primero.
Mi tía Alicia,
la mujer sencilla, simple y a la vez la más amorosa y tierna,
resguardo en la memoria de los para siempre,
el día de tu cumpleaños en Martín de Zamora,
al son del pastel de choclo y sandía, en compañía de tus hijos y nietos, la mesa larga, mi mamá y yo a tu lado. Mirar cual espectadora la reunión familiar, ese jardín, el árbol.
Me quedo con las tardes,
en cada una de sus estaciones,
compartiendo en la terraza y fisgnoeando las vidas de los departamentos frente a nuestra vista, los detalles de sus terrazas, que si tienen plantas, que si secan la ropa, que esos de allá hace meses que no abren las ventanas, los de ahí solo hacen asados.
Atesoro con el corazón y el pensamiento,
esas horas, de días, meses que pudimos estar contigo,
conocerte y quererte,
te quiero mucho tía Alicia,
gracias por abrirnos la puerta,
invitarnos a pasar, escuchar tus músicos clásicos,
gracias por las remembranzas sobre la familia, las curiosidades,
gracias por mostrarnos tus álbumes de fotos de los Sánchez, Reyes, Laglois, Muñoz.
Gracias siempre por la generosidad,
calidez, tu sonrisa volada, viajando quizás como está ahora a reunirte con tu hijo y tu Camilo.
Me quedo con la calidez que da tu recuerdo,
no sé si vuelva a subir tan arriba por la ciudad
y sin embargo,
estarás en las hojas de los Liquidámbar, de los Magnolios, qué decir de los amarillos abanicos Gingko.
Te quiero tía, te quiero mucho y sé que mientras más días pasen, tu ausencia se notará más y más.
Extrañar el estar contigo,
simple y hermosamente,
estar a tu lado
y siempre, para siempre,
mirar hacia atrás,
al pasado, el de los Sánchez Reyes,
el tuyo, el de mi mamá y sus hermanos.
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