3 de julio de 2024

Borrador por si acaso de JW

 


Quiero aclarar que no leo autoras mujeres por aquello de la "sororidad", menos si lo pensamos desde Chile, el país en el que vivo y que esa palabra está tan manoseada, que la dejarán sin sentido y con hartos agujeros, para después olvidar e ir a masacrar otra. Así tampoco leo autores hombres, porque me considere machista, simplemente leo libros. No me importa el género de sus autores, solo pido calidad, que me atrape, me dejé volando, que la ensoñación dure mucho tiempo.


De hecho de adolescente me identifiqué con David Copperfield (Dickens), así como también con Edmond Dantés (Dumas), de quien evidentemente estaba locamente enamorada y celaba un mucho su relación con Mercedes, a diferencia de Inés, la amada de Copperfield, por quien sentía profundo cariño. Y si, es verdad, otra cosa fue cuando llegó hasta mis manos Jean Eyre (Emily Brontë). Con Jean, me sucedió que la apariencia que mi imaginación creó, semejaba tantísimo con mi mejor amiga de México. Así que Eyre y yo, nos hicimos amigas y cómplices, le hablaba mientras la leía, comentándole y reflexionando los sucesos terribles que le estaban pasando. 

Creo que lo que me unió a David Copperfield, Edmond Dantés y Jean Eyre, además de la identificación, fue que los cuatro sufríamos del mal de la intensidad. Intensidad para vivir, para amar, para elegir a nuestros amores y amigos y sufrir porque no éramos correspondidos. Muchas veces soñé con ser Jean Eyre, me atraía mucho ese ogro de Rochester, también la vida sencilla, pulcra y ordenada, meticulosa  y sufrida de ella. Pero cada tanto, necesitaba sentir la energía vengativa de Dantés y ejercerla sobre aquelles que me hacían sufrir, para volver a la calma sufriente de Copperfield, que amó solo a una mujer y el resto fue eternizarla por siempre jamás, sentimientos que comprendía y entendía como si me pasaran a mi.

Hoy sé que tengo mucho de hombre, como también mucho de mujer en mi personalidad, soy más masculina que femenina, más ruda, si me violentan cuidado con mi derechaso. Y por eso, cuando un libro/historia, me atrapa, la sensación de identificación, va más allá de si es un o una protagoniste o personaje secundarie. Son les persones, sus hechos, razones, ideas, pensamientos, relato, lo que me atrae.

Supongo que la conexión con las letras/libros de autoras mujeres, puede ser más recurrente, aunque me ha sucedido que no me pasa nada y los desecho, como con libros de autores masculinos.

Pero en la intensidad que me caracteriza, si tuviera que rankear (que fea palabra parece de enfermo de la tos), los libros que me han dejado dada vuelta, los titularía como "libros de cabecera". El conde de Montecristo, David Copperfield y Jean Eyre, sin duda están ahí hace muchos años. Y hoy, a ese lugar se suma Jeanette Winterson, en especial su libro: "¿Para qué ser feliz cuando puedes ser normal?". Se ha convertido no solo en el libro de cabecera, sino también el de referencias, al que volveré muchas veces, hojearé capítulos buscando esos momentos de ensueño, tristeza, alegría, simplemente vida.

En mi caso, no provengo de una familia de escasos recursos, pero sí tuve un padre un poco "loco" y también teníamos restricciones como no jugar pelota en la casa, no mascar chicle, no hacer ruido cuando él estaba durmiendo la siesta. En mi caso mi padre, fue al principio de nuestra vida de exilio en México, el único aporte económico que tuvimos, pero después mi mamá se las ingenió porque era muy creativa y apoyó la economía. Entonces nuestras vidas durante muchos años, fueron sencillas si, pero poco nos faltó para comer libros, porque mi padre daba un valor preponderante a ellos. Mi padre a diferencia de la mamá de Jeanette, valoraba mucho la inteligencia, el intelecto, la lectura. Es más, no profesar la lectura era digno de ser tratada de tonta. Pero como en mi vida todas las cosas han sucedido, cuando tienen que ocurrir, fui la tonta de la casa muchos años, hasta que de repente comencé a leer y no me paro nadie. En ese afán de lectura que nos inculcó mi padre, también dedicó su vida a comprar, adquirir, hurtar, robar, libros de cuanto lugar imaginable puedan pensar. Es por eso que no teniendo trabajo este 2023, puedo darme el lujo de dedicar el tiempo libre a leerlos. Dos libreros de suelo a techo habitan la pieza donde duermo. Y buscando una forma de clasificar por ¿dónde comenzar? es que idee hacerlo desde "los más enpolvados". Como Jeanette lo hizo de la A a la Z, forman en que los clasifican en la librería pública de su ciudad natal.

Los libros de mi pieza, como los de la biblioteca de Manchester, son variados en épocas, nacionalidades, género, hay poesía, ensayos, literatura latinoamericana, europea, norteamericana, investigación periodística chilena y mexicana. Literatura clásica, contemporánea del siglo XX y contemporánea del siglo XXI, pero lo que más, más destaca es el abrigo de polvo sobre ellos jajaja.

Somos totalmente distintas y al mismo tiempo parecidas, sobre todo en la intensidad, para concebir las relaciones humanas en más complejas que satisfactorias, nos gusta la soledad, somos solitarias, de caminar kilómetros y kilómetros, pensar y caminar, caminar y soñar/imaginar, pensar entre la naturaleza, sentirla, escribir y comer. Nunca me había pasado de sentirme tan atraída/simpatizar de tal forma, con une autore. Me pasó como comenté que forjé una amistad con el personaje de Jean Eyre, fue mi segunde amigue imaginarie. Por eso es que de ahora en más, Jeanette Winterson, será mi autora de cabecera, tendré su libro junto a mi, no lo prestaré, tampoco regalaré, puedo recomendarlo como hago aquí. Winterson es mi nueva "amiga imaginaria autora". Definitivamente estoy avanzando jajaja. La pensaré, conversaré, además de conseguir sus libros para leer y leer y leerla.

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