26 de diciembre de 2022

Para Suky!!!


La madrugada del domingo 25 de diciembre recién pasado, partió inesperadamente, nuestra querida Suky.

Ella, la gatita que entró por la ventana del departamento de mi hermana Manuela y su pareja Claudio, en su natal Concepción. La plomitamarillo, que la Manu decía era un tipo de "siamesa". La de la cabecita pequeñita, con sus patitas de ursidaosita una negra y la otra plomitamarillo.



Sucede que con estos sucesos inesperados, si bien como dice Manu, es mejor morir así, sin preámbulos, para los que nos quedamos, pasamos a vivir un estado de shock muy extraño, como si quedáramos suspendidos en un letargo que con las horas se transformará en pena, nostalgia, vacío.

Lo que nos reconforta es que Suky, tuvo una buena vida. Después de entrar por la ventana al departamento en Concepción, donde vivían Manu y Claudio, conoció a su primer amor: Tope. Más tarde, el año 2011, viaja a Santiago junto a Manu y Tope, para vivir conmigo y con mi mamá. En esta su última casa, le tocó vivir aventuras en el techo junto a Tope, defendiendo el perímetro doméstico de cualquier foráneo que quisiera o acercarse o bien molestar a Don Topito. 



Paseando por la techumbre, conoció a su segundo amor sí correspondido: Chatsi, el gatito de la vecina judía. La OMA como le decían, nos contó que Suky aparecía en las tardes a visitarlo y mientras ella veía la TV, ellos se amaban, acurrucaditos a los pies de su cama.

Suky la que defendía a Tope de cualquier adversidad, aunque no fuera recíproco, que no dejó un día de mirarlo embelesada/enamorada. Suky, mi compañera de habitación, en primavera y verano a los pies de la cama y en otoño e invierno, abrazadas/acurrucadas. Con mi manobrazo rodeando su cuerpito podía sentir el latido de su corazón, además de las gotas de baba/amor, que emanaban por su boca. Suky la que no se cansaba de recibir caricias ¿quién no? La que acurrucaba mi manobrazo entre sus manitas y cuando intentaba sacarla, tiernamente me pegaba un mordisco, con sus agujitasdientes.



Ahora que intempestivamente no está, pienso en todo lo que: Tope, Suky, Manu y yo, vivimos juntos y por eso mismo, su ausencia va haciéndose más grande, más honda. Nunca pensamos que podría pasar esto, tenía sus achaques como toda gatita de una década y tanto. La tiroides la había dejado un tanto ciega, pero tomaba remedio para eso, para la alergia que el remedio le producía y su ayuda al hígado. En enero estaba programado su chequeo semestral.

El que había estado delicado era Tope, que los riñones quisieron apropiarse de las noticias, pero lo superó, todos estábamos felices, Suky para qué decir. Y la noche de navidad transcurrió normal, ella en el patio contemplando la noche (o refrescándose), el cielo, las estrellas, cenó su churu, recibió sus regalos y nada podía predecir lo que unas horas más tarde ocurriría.


Porque Suky, como buena hembra, era aperrada (agatada), la que no le tenía miedo a nada, la que tomaba su remedio sin chistar, la que comía feliz, la que tomaba agua como orilla de playa. Suky la romántica que gustaba pasar la noche, después de cenar, en el patio mirando la luna, las estrellas, contemplando el horizonte aunque viera poquito. Con su necesidad tiroidea de recibir calor, de sol, de estufa, de cobertores, era la que más usaba el patio en primavera verano, cambiando de ubicación según el sol se movía, aplastando mis plantitas, tomando el frescor de la tierra recién regada. Y ahora que no está miro el patio y pienso ¿quién lo va aprovechar? Tope hace su lucha, pero no es tan bueno para tomar sol. En cambio la Suky, era la modelo de gringa que mi padre siempre decía que vivía para estar echada tomando sol, podían caer los patos asados, alerta roja, nube tóxica y Suky chillaba por salir al patio y llenarse de sol y rayos. En esta primavera verano, más de una vez tuve que meter sus patitas al agua, para que entendiera que no todo era derretirse.



Desde el domingo 25 de diciembre del 2022, yace bajo la sombra de la Bugui, acompañando a Quetzi, Escobita, Atila, Gremnlin. Ahora es ella la encargada de saludar a elles, a Claudio, a mis papás, abuelos y a mi primo Andrés. Mientras nosotras con Tope, nos quedamos sintiendo su ausencia. La pena de eso tan tremendo y radical, como es la muerte y la certeza de no volver a verse jamás, nunca. Se fue con la mantita que le regaló la Nani, en navidad, quedó rodeada de tierra buena, de raíces de Bugui, de plantitas. Sembramos unas semillas en su honor, para que crezcan unas flores bonitas que nos la recuerden siempre. Te queremos y te extrañaremos Suky, Susu, Susanita querida!!!