25 de noviembre de 2020

Vida confinada.

Hace un rato conversaba con la hermana de una muy querida amiga que tuve, contó sobre cierta operación que le practicaron y pensé ¿y si le vuelvo a pedir amistad? La busqué y mientras lo hacía titubié y lo dejé ahí. Lo dejé porque pensé en para ¿qué? Y fue ahí que comprendí que algo no estaba del todo bien.



¿Cuándo plantee  a la amistad con para qué?

Supongo que unos meses después de la muerte de mi mamá, donde los "amigos" no estuvieron. Desde ese momento en más fui constatando que la amistad es una palabra muy manoseada que no todos conocen realmente. Hubo un tiempo en el que hubiera dado cátedra al respecto, en la actualidad me pasa como con los temas de enfermedades y remedios, que me producen un sueño, lata, ganas de salir corriendo. Además que en la pandemia  fuera de descubrir lo solos que estamos, que si pasara cualquier desagracia, tendría que remar sola, solita, también aprendí, descubrí que podría perfectamente salir adelante sola, solita, porque no le tengo ni  miedo a la soledad, ni a la adversidad, sí a los pacos de mierda. Solo que con el detalle no menor, que el aislamiento, confinamiento, cuarentena, hizo que  me acercara tanto, tantísimo a mí  misma, que ahora ya no tengo espacio para lxs demás.



También comprendí o reconocí que quizás mucho de mi interés por tener amigos, ser amistosa, vivir rodeada de ellxs, era una acción un tanto exagerada, intensa, que repetía una y mil veces, como en el amor, sin si quiera pensar si realmente quería tanto a esas personas y tenerlas cerca, muy cerca mío. La verdad después de la muerte de mis padres, de mis mascotas más queridas, de mis abuelos, haber dejado México y la felicidad que allá vivimos, mi corazón ya no quiere nada con nadie, mi alma, el espíritu aquel que se movía, giraba, energizaba por otros ya no lo hará más. Toqué tope, muro, murallón, cansancio, más allá de las, los, les, jóvenes que luchan por alcanzar una vida mejor, no me interesa nadie, pero sí me interesa todo. Todo como saber, conocer, aprender (aunque de un selectivo exasperante), pero no tengo ni tiempo, ni ganas, de atender, escuchar, ver, a otros, otras, otres.



En modo convivencia, también descubrí que cuando más crees que la persona con la que has vivido tanto, está a tu lado y lo estará pase lo que pase, eso no tiene por qué suceder realmente. Nacimos solos y así es lo más probable que vivamos para después morir y la verdad, creo que es mejor tenerlo claro desde ya. Me costó 51 años que  me entrara en la mollera, pero ahora que ocurrió, no cesaré en cultivar este yo, me, mi, que además me resulta tan agradable. Estar sola, en la soledad de mi compañía, con el mundo, los sonidos del universo, pajaritos, aire, el vaivén de las ramas de los árboles, los aromas de las flores y la naturaleza completa. A veces los sonidos de la música humana, de la televisión, las noticias que informan y entre medio de todo eso yo, me, mi, bordando, pensando, contemplando, leyendo, escuchando música, mirando a los gatitos, al mundo, lo que mi ventana me provee. Hay algunas personas a las que siempre querré, aunque no las tenga cerca, aunque no las vea nunca más, son como mis CRA, aquellos que aguardan calientitos dentro de mi burbuja personal, como mi Antonio, la ViviS, las mellizas Acuña, la Paty de Guadalajara, Laurita, Bety, la Manu pese a todo.





Pero creo que de ahora en más, desde estos 51 años que los cumplí confinada y donde aprendí lo solos que estamos, que estoy, pero no me asusta, al contrario prefiero saberlo, para así pensar en formas de subsistencia. Me gusta estar sola, asolada, prefiero alejarme de las personas y sus sentimientos confusos, sus cariños con interés, sus lazos complicados. Ya sufrí necesaria e innecesariamente demasiado, lloré como cocodrilo y por lxs que realmente valía la pena hacerlo. Puedo seguir riendo porque la vida siempre depara situaciones divertidas si las sabes ver, como si aprendes a mirar y observar la belleza del universo.

Egoístamente soy feliz alejada de todos, en esta vida confinada, me falta tener la libertad libre de poder salir a pasear por todas partes, volver a viajar por el mundo, pero nunca más, jamás nunca, rodeada, acompañada, confiada con otrxs. Eso pertenece al mundo pre pandemia. 



En este ejerceré groseramente el verbo yo, me, mi, seré bochornosamente egoísta, no me interesara, importara, nadie mas que me, mi, yo. No me arrepiento de nada, porque no tendría sentido, lo vivido, llorado, disfrutado y desperdiciado ya fue, lo que cuenta es lo que harás con la vida que tienes en presente y la que podrás disfrutar, construir en futuro. En la mía estoy yo, mis nostalgias, imágenes, amores con y para CRA, lxs poquitxs amigxs que estarán siempre en mi corazón, los árboles, la naturaleza, el mundo, sus arquitecturas, comidas, aromas, olores, sabores, pero como si la devastación hubiera llegado a mi vida, cuando salga lo haré en un mundo vació de otrxs o al menos, no los miraré, no existirán más para mi. Es una manera personal y positiva, de no guardar rencor, ahorrar el odiar, evitar sentir desprecio por todxs lxs que no me vieron, ni quisieron, ni nada.



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