¿Estarás presente siempre? No, y tampoco yo.
¿Estarás presente siempre? Si, aunque no formes parte de mi, ni yo de ti.
Ya sé que no estás tan presente siempre,
quizás, a lo mejor,
solo en aquel siempre atesore otros días con sus noches.
Y sin embargo sé que algo grande quedó atesorado para siempre jamás.
Cuando dejaste de estar para siempre
y la vida se lleno del día después que te fuiste,
me llené de todo lo que dejaste.
Entonces busqué y miré a mi alrededor
y solo encontré tristezas,
las que a veces cubren de nubes y lluvias mi alma
y me aferré a las tardes con sus noches cuando recuerdo que alguna vez pensé que estarías presente para siempre.
¿Estarás presente para siempre? Sí, pero atesorado en un lugar de mi memoria,
porque desde ahora,
solo se alojaré bondades,
bondadosas tardes de amor, amorosas, amores.
En esas tardes de amor y nostalgias,
comprendí que no existen motivos que nos unan,
como nada que haga buscarte
y toda la certeza de no encontrarte.
Porque entendí que ya no hay migas en la ruta, capaz de hacernos llegar al mismo sitio,
esa ruta solo la conozco yo,
es mía,
porque los árboles una noche extendiendo sus ramas hojadas,
dejaron que entrara dándome la bienvenida.
Ya sé que no estarás presente para siempre,
porque entendí que no es a ti a quien le cuento todo esto,
no es a ti a quien busco,
si no que al tu, que late en mi interior,
aquel tu a quien amo tanto, con quien hablo más, a quien abrazo, deseo y beso,
llenándome de sus formas, de su olor y sabor.
¿Durmiendo estoy? Si, sobre las hojas de esos árboles frondosos,
mis amigos,
abrigada entre sus ramas,
cobijada, acurrucada para siempre jamás,
esperando por las tardes con sus noches
y por las noches con sus madrugadas,
donde un día, una tarde, quizás de noche,
vuelvan aquellas bondades, bondad repletas de amor, amore, amorosa,
capaces de llenar el aire con su viento.....
aquel que invita a volar.
Y sin embargo sé que algo grande quedó atesorado para siempre jamás.
Cuando dejaste de estar para siempre
y la vida se lleno del día después que te fuiste,
me llené de todo lo que dejaste.
Entonces busqué y miré a mi alrededor
y solo encontré tristezas,
las que a veces cubren de nubes y lluvias mi alma
y me aferré a las tardes con sus noches cuando recuerdo que alguna vez pensé que estarías presente para siempre.
¿Estarás presente para siempre? Sí, pero atesorado en un lugar de mi memoria,
porque desde ahora,
solo se alojaré bondades,
bondadosas tardes de amor, amorosas, amores.
En esas tardes de amor y nostalgias,
comprendí que no existen motivos que nos unan,
como nada que haga buscarte
y toda la certeza de no encontrarte.
Porque entendí que ya no hay migas en la ruta, capaz de hacernos llegar al mismo sitio,
esa ruta solo la conozco yo,
es mía,
porque los árboles una noche extendiendo sus ramas hojadas,
dejaron que entrara dándome la bienvenida.
Ya sé que no estarás presente para siempre,
porque entendí que no es a ti a quien le cuento todo esto,
no es a ti a quien busco,
si no que al tu, que late en mi interior,
aquel tu a quien amo tanto, con quien hablo más, a quien abrazo, deseo y beso,
llenándome de sus formas, de su olor y sabor.
¿Durmiendo estoy? Si, sobre las hojas de esos árboles frondosos,
mis amigos,
abrigada entre sus ramas,
cobijada, acurrucada para siempre jamás,
esperando por las tardes con sus noches
y por las noches con sus madrugadas,
donde un día, una tarde, quizás de noche,
vuelvan aquellas bondades, bondad repletas de amor, amore, amorosa,
capaces de llenar el aire con su viento.....
aquel que invita a volar.
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