Qué
decir? Sigue siendo una fecha con diversidad de matices. Antenoche pensaba
en Antonio, en quien se convirtió, en quien era y fue para mí, en aquel día
cuando comenzamos el viaje a Chile y estando en el aeropuerto de Ciudad de
México, no pude abrazarlo otra vez, así como tampoco pude recoger aquella hoja de
árbol tirada en el suelo. Con esas sensaciones tomé el avión junto a mis
padres y M, hasta llegar a Chile, un 24 de enero de 1987, para pisar el suelo de
un país todavía en dictadura.
Anoche 24 de enero del 2023, pensaba en
Antonio, en la vida, mi vida, en nosotros los cinco, en los abuelos Titin y Marta, en la infancia y adolescencia vivida en México. Hoy que escribo, pienso que de alguna forma
nada tiene sentido ya que ni mis padres, menos mis abuelos están más. Y eran mis padres quienes querían
volver, nosotras éramos "sus" hijas y por tal, no teníamos voz ni voto.
M fue más aguda y presagio lo que vendría, yo obediente e ingenua pensé
que quizás sería súper y tampoco había por donde elegir, práctica le
llaman.
Sigo escribiendo y pensando/viendo, mi vida pasar como en una película. Me traslado hasta Guadalajara, recorro sus días, meses, años, momentos con amigas, compañeras y compañeros de la primaria, compañeras de la secundaria, lxs compañerxs de la prepa. Los amores, decepciones varias, los enamoramientos miles.... mil imágenes cruzan a través de mis ojos, situaciones, momentos buenos y
malos. Tampoco puedo dejar de pensar en las personas, personas queridas que he conocido en estos 36 años viviendo en Santiago de Chile, como Cecilia y Lucho Biervich, Andrés Santelices, Bobe, mis mellizas
Acuña, la Vivi, Rosita, Anita Campillo. Tanto vivir y sin embargo, el deseo a morir continúa vigente, o
quizás precisamente por tanta vida, ya es hora de morir.
Pero mientras tanto, aquí conmemorando otro 24 de enero, en estos 36 años de vida.
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