Querido Papito,
Ayer tuve tu recuerdo presente todo el día. Desde temprano en la mañana cuando tomé conciencia de la fecha y pensé en ti, en ese día que cayó jueves, que no estaba en Chile y mi mamá me llamó por teléfono a Ciudad de México....
¿Por qué tenemos existencias tan sufridas? Pienso en la injusticia que fue tu muerte y yo lejos de casa y que al volver, quedará casi nada de tu presencia física. Rememoré el día que partí a México, estaba esperando el radio taxi y tu sentado en el equipal al fondo del pasillo, cuando me fui a despedir, no me creíste, pensabas que estaba bromeando, tuvimos un diálogo breve, te mostré la maleta y recién ahí caíste en cuentas. Después pasarían muchas, muchas horas, esperando un vuelo que se atrasó, en las que lamenté no haberlas pasado a tu lado, conversando o al menos abrazándote, aprovechando tu estado más bien depresivo.
Ay papá, no estoy en los días mas optimistas de mi vida, hay tanto a mi alrededor que se cae, derrumba y ya no tengo fuerzas, ni ganas de ayudar a levantarlo, no tengo ganas, ni fuerzas de casi nada, estoy aburrida que siempre todo tenga que ser tan difícil, que lograr algo signifique más migajas que otra cosa. Y por eso siempre pienso en ti y en mi, en nuestra relación padre e hija, en ese vínculo que me hubiera gustado tanto tener contigo, uno mucho más estrecho, más cálido, lamento no haberte abrazado tantas veces, te tenía susto, no sabía cuál podría ser tu reacción. A mi hoy, tampoco me gusta que me anden abrazando, me cuesta tener acciones físicas cariñosas, me siento como un robot que levanta los brazos mecánicamente y sin embargo, hay tanta, tantas personas a las que quiero tanto y que me gustaría ser más expresiva.
Siento un pesar que pesa en mi cabeza, intento olvidarla, no tomarla en cuenta, pero siempre vuelve, siempre aparece, siempre está ahí pesando. Y en el peso que cargo está el vínculo que no tuvimos, a pesar de amarte tanto, a pesar de admirarte tanto.
Hoy puedo decir que sé lo que es estar sola, de haber sido parte de mi familia de abuelos, de mis padres, de la familia de cinco que teníamos, hoy soy solita en el mundo, aunque tenga una hermana con la que viva, pero tu puedes vivir con alguien y no conocerlo jamás y puedes vivir con alguien y no ser feliz. Yo quiero ser feliz, quiero ser feliz y siento que esa felicidad solo la lograré yéndome, viajando para después partir para un viaje de nunca jamás.
Las fichas están echadas, creo que el proyecto que ustedes tenían, tu y mi mamá, en el que yo estuviera siempre a su lado, tiene que continuar!!
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