Ayer pensaba en ti, en tu decisión, en cuál sería la verdad detrás de tu decisión. Miré hacia atrás, pensé en qué sería de tu vida hoy, 22 años después, los dos de la misma edad ¿te habrías casado? ¿serías feliz? Te lo confieso, cada que veo al mundo tan alterado, a la vida cotidiana, a la santiaguina, a la del país, tan convulsionada - para mal-, pienso nuevamente en ti, en tu situación, en tu decisión ¿Qué harías si estuvieras acá? de ¿qué color serías? ¿seguiríamos tan cercanos?
Ahora que no estás puedo contarte que tu opción, decisión, ha sido una constante en mi vida, una puerta a la cual abrir cuando ya no pueda más. Y han sido tantas las veces que ya no puedo más, tan constantes y continuas como mis mismas ganas de vivir y así también, esas mismas ganas de ya no estar, son arrancadas una y otra vez, cada que la vida me cruza con alguien tan vital, hermoso, como tú o como otras personas mayores, que no dudan "aparentemente", en seguir luchando, con tal de seguir, seguir estando, seguir viviendo, las cuales aplacan, avergüenzan mi opción.
Primo amado, siempre amado, recordado en septiembre y en este 30 de noviembre, tu santo, el de mi papá, el de mi otro hermano. Tu, mi primo amado, hermoso, el príncipe que me tendió la mano, que no me la soltó nunca, no te olvidaré jamás y cada como hoy, a veces más contenta otras quizás no tanto, pensaré en ti, te escribiré y divagaré sobre la vida, estar vivo, seguir, continuar o tomar la misma decisión tuya.
Porque nunca vendrá nadie a decirme o contradecir si acaso lo que pasó contigo fue porque lo elegiste o no, porque en realidad irías a festejarías hoy como hace 22 años, junto a tus padres el San Andrés y que esto fue un error, algo que salió mal. Aquella persona, para mi mala, que sembró esa duda en la familia en "los cercanos", durante un tiempo dejó su mala semilla en mi mente, pero como no le tengo miedo a la muerte, ni al suicidio, no le doy un carácter de debilidad, sino que todo lo contrario, rápidamente deseché esa idea y recuperé la certeza que a pesar de ser Andrés el apoyo de todos, Andrés el de la sonrisa enorme, de dientes hermosos, de risa contagiosa, el que te daba la mano, el que te abrazaba cuando más lo necesitabas, el que siempre estaba, algo muy malo te estaba pasando para que ocurriera lo que sucedió.
A ti no hay que perdonarte nada, simplemente lamentar que fuéramos tan seres humanos de mierda, que no vimos que estabas mal y no fuimos capaces, no pudimos, ayudarte, devolverte la mano, el abrazo, el hombro, sonreír a tu lado, reírnos juntos. Habría hecho todo eso y más por ti, espero lo sepas, no es excusa, pero de haber estado más conectados "esa es mi falla", de habernos visto más con seguridad habría mirado tus ojos para descubrir aquella pena extrema, ese color sin brillar, esa idea fija rondando tu rostro, aquella idea de injusta vida en la que sientes, sentías que no valía tanto esfuerzo, para qué más, para qué tanto. De haber estado, de alguna manera habría intentado revertir esa sensación, conversar mil veces contigo como lo hiciste conmigo, reírnos, tomar coca cola, tirarnos flatos, regalarte algo, abrazarte mucho, tomar tu mano enorme y no sé quizás, al menos, morirnos juntos, vivir juntos, ayudarnos juntos, superar ese trance malo juntos. Ay primito de mi corazón como te extraño.
Y así seguirá siendo siempre, mientras siempre esté. Nos vemos en septiembre, para volver hasta aquí en noviembre!!!!
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