30 de noviembre de 2016

San Andrés Peras cocidas.




Para mis Andrés que llevo en el corazón y que están todos allá lejos....

28 de noviembre de 2016

Santa Blanca.

Querida Mamita,
En este tu día santo, que no estás y que sigo recordándote, 
y al mismo tiempo no puedo dejar de pensar en la vida,
en la que estamos paradas,
estamos la Manu y toda la gente querida y yo,
nunca imaginé que me pegaría tan fuerte la muerte de Fidel,
la Manu dice que es una manera de vivir el duelo por mi papá,
pero yo creo que en parte puede ser eso
y en otra es realmente la pérdida de Fidel,
que como nos lo dibujaron ustedes durante toda la vida,
era nuestro padre universal
y como el mundo está convertido en una soberana piltrafa,
pensar y sentir que aquel ser inteligente, visionario,
que vivía en Cuba,
de alguna protegiéndonos a todos,
confieso que de alguna forma sentía una cierta tranquilidad,
una protección más allá de lo explicable, 
saber que alguien tan cercano a mis papás,
que pensaba igual,
que amaba a América Latina de la misma forma,
ya no está,
realmente provoca que el alma, el corazón, la sangre, 
se contraiga,
sensación de apretuje interno
y unas ganas de llorar a gritos, a mares.

Tengo tanta pena,
me siento de un desolado,
como si nuevamente se murieran tu y mi papá
y yo fuera chiquita
y necesitara protección, cuidados, contención.

La verdad sea dicha no tengo esperanzas,
transito por la vida simplemente,
no tengo horizontes,
mi México ya no está,
los amigos muchos han desaparecido,
ustedes tampoco están,
como que de pronto los sentidos se apagan,
los motivos no los veo,
si fuera egoísta y solo pensara en mi dolor, mi pena y vacio, solicitaría el fin de mundo,
pero como por suerte no tengo ese poder
y no soy tan egoísta como para centrar todo en mi ombligo,
entonces no me queda otra que no sé,
llorar,
pensar de noche en el devenir,
llorar, llorar y llorar
y no sé si en algún momento encontrar una solución, una forma, un algo posible para continuar... 

26 de noviembre de 2016

Para ti, Fidel Castro.

Lo supe casualmente hoy en la mañana,
la desazón comprobada que,
Fidel Castro, mi Fidelito querido, había muerto.

Y la tristeza ensombreció todo,
porque Fidel Castro, 
no tan solo es un hombre,
un líder, un ejemplo,
sino que también e infantilmente,
carga con la mochila de haberse transformado,
a través de la imagen que mi padre nos heredó,
sino como un otro papá,
sí el ser universal que nos protege.
Será de tanto amor que mi padre le profesó siempre,
amor, veneración, imágenes, historias,
las historias, hazañas de la materialización de la revolución cubana, 
el viaje que mi padre hiciera a Cuba para recorrer también, décadas después, la Sierra Maestra. 

Fidel en nuestra vida siempre,
como un pariente más de la casa,
de la familia,
un puesto en la cotideanidad de la existencia,
sumado al hecho no menor,
que ambos nacieran un 1926, 
la admiración de uno a por el otro,
inevitablemente creció la sensación de doble protección en esta vida: mi padre Andrés Orrego y Fidel Castro.

Una maravillosa vez lo divisé muy, muy cerca en Buenos Aires,
con su altura, su barba, vestido en verde olivo,
aquello que sientes un orgullo,
una alegría inmensa mientras el corazón se sale por el pecho. 

Un orgullo y devoción heredado de padres a hijos,
que hoy en más quizás,
rodea el alma al son de hondo abandono,
otro más que se va
nuevamente, 
experimentar la historia de vacío,
de soledad.

Soledad,
de sabor a desolación,
de aquella que no calmas con la humanidad completa,
que entre todos no logras encontrar aquel, aquella, aquellos que realmente protejan,
contengan,
sino más bien....

Orfandad,
ya por falta de familia,
sumada a la desorientación de ideología,
aquella que continúa volando por los aires,
sin encontrarse con uno,
sin hallar su destino.

Y en la desorientación,
nuestro querido él,
la última esperanza de protección que nos quedaba,
que ingenuamente pensé inmortal,
tampoco estará.

Desolación,
total, enorme, inmensa,
honda, profunda.

Depresión,
de la que aprieta el pecho,
quita el aire,
deja sin respiración,
de mirar al cielo y no ver colores,
ni el día soleado, hermoso, 
las plantas contentas, verdes, llenas de colores, aromas,
porque el corazón sufre,
sufrir, sufrir, sufrir,
la desolación de volver a quedar abandonada,
desolada, desamparada.

Desamparada,
como una niña paseándose sin rumbo,
caminando y mirando hacia todos lados,
para ninguno,
sin dirección,
sin instante de luz,
sola, sola, sola,
desolada,
desamparada junto a mi sisterna Manucita,
desoladas junto a mi sisterna Manucita y Tope y Suki,
solas en el mundo

Y sé que más temprano que tarde,
volveré a levantarme y continuaré este camino,
pero por ahora,
me quedo con las siempre amigas nostalgias, memorias, añoranzas, en la pena, honda pena, dolor, de saber muerto a Fidelito querido.

13 de noviembre de 2016

Felicidades atrasadas!!

Si fueran otros tiempos,
en vez de esta epístola,
estaría a tu lado dándote las felicidades. 

Pero, la vida nos puso en las circunstancias en las que estamos 
y ante lo inevitable, mejor es adaptarse. 
Sin embargo, el día de tu cumple, 
olvidado realmente por mi,
ocurrió que las casualidades devolvieron tu recuerdo hasta mi,
a través de una imagen,
para después caer en cuentas que ese día, 
era el día de tu cumpleaños.

Tanto que ha pasado por nuestro lado, 
a nuestro lado 
y sin nosotros
y pese a todo aquellos lejanos y distantes - instantes, 
me hicieron recordarte en tu día. 

Ya no tengo amor para darte,
porque se transformó primero en odio 
y después indiferencia,
hasta llegar al olvido, 
pero en nombre de todo lo vivido juntos, 
que fue muy bueno hasta que dejó de serlo, 
es que al recordar tu día 
producto del destino, casualidad o como queramos llamarlo, 
pone en mi memoria tu recuerdo
y algo ocurrió, 
algo se prendió. 

Nada que signifique nada,
algo que duró un segundo, 
pero sí todo aquello,
que dejando atrás lo malo,
permite desearte felicidades, 
atrasadas, no en tu día, 
en nombre de los buenos tiempos 
y porque al parecer y pese a todo, ya no  me dueles.
Abrazo!!!

7 de noviembre de 2016

La Madurez.

Anoche, antes de dormir me puse a conversar con mi voz interna,
aquella que es a la vez conciencia,
que susurra en tu oído cuando haces bien y cuando haces mal,
que te reprende y felicita,
aquella mi voz interna-conciencia.
Y haciendo una suerte de resumen de actividades,
me decía:
- tanto que llevo de conocerte y no logro entender tu comportamiento ¿eres la esencia de  una mula? ¿o qué?
le contesté,
que si bien tenía motivos de sobra para pegarme un balazo,
no sentía que mi actuar fuera el de una mula,
si no el de una persona, 
que pese a todo, 
no es que crea en la humanidad, 
pero sí en algunos de los seres, que cuando están en masa, conforman esa palabra, en esta tierra.

Y esas palabras, reflexiones iban y venían,
arrullaron mi sueño hasta quedarme dormida,
para soñar aquello tan esclarecedor que se apoderó de mi inconsciente.
Creo que hoy entendí como nunca antes,
que existen dos formas de analizar y comprender un sueño: 
la literal y en la que ahondas en cada fragmento de éste.
El mío era más claro imposible,
literal y esclarecedor,
porque llevaba en su esencia,
el resumen de todo lo sentido.

Aquello que de tanto en tanto sucede,
cuando sientes que unas puertas se cierran tras de ti
y dentro de esa casa, queda la negrura misma
y entonces,
aparece una ventana, 
de cortinas blancas, luminosa, hermosa, de cristales limpios,
que te invita a entrar.
Ingresar a lo nuevo,
donde quieran conocerte,
aceptarte tal cual eres,
saber de ti y tu de ell@s,
mezclarse con calidez y respeto.

Y con los esclarecimientos en la palma de la mano,
comenzar a hilvanar otras historias,
donde lo bueno de mi se mantenga,
aprender a dosificar,
de esencia es intensa, 
si amo es con todo,
si soy amiga es para siempre,
si estoy es ahí
y así antes era con la misma magnitud el odio, la venganza y el rencor.

Pero en tiempos de madurez, 
de crecer y aprender,
de buenas y malas, 
lo hacemos sin odio, sin vengarme, menos atesorar rencor.
No luchamos contra natura,
pero de estar presente absolutamente,
ahora desaparecer totalmente,
aquello tan mío: la radicalidad inquebrantable.

Bien sé,  que si no soy yo la que me quiero, valoro y aprecio
¿quién lo hará?
que quienes eran ciegos proseguirán así,
soy como soy y no todo de mi, quiero modificar
cuando lo he intentado, 
solo enmierdar mi alma he alcanzado.

Mentalizada estoy,
alejo todo lo malo,
a los que no me ven,
que no me sienten,
me ignoran,
a esta mi persona-lidad enorme,
intensa, extrovertida,
no gasten energías apagándome,
invisibilizándome,
les ahorro el trabajo,
desapareciendo sin chistar,
solo a la vista de quienes me quieran ver.

Lejos de mi,
apártense ya,
abro todas las ventanas,
de cortinas o suaves tules blancos, 
por donde entrar,
invitada a pasar,
para todo el que quiera ver, sentir, querer, devolveré lo mismo en mayor cantidad.

Gracias universo,
gracias por las fuerzas,
las que permiten levantarme,
continuar sin mirar atrás,
sin venganza, ni rencor,
para seguir caminando por la vida, vivida, para vivir, vida.