25 de septiembre de 2013

Casi dos meses.

Querida Mamita,
¿Por qué no has vuelto aparecerte en mis sueños? ¿Por qué no me cuentas como estás? ¿cómo está la vida por allá? Si estas bien...
Supongo que como le pasaba a la Manu con su Claudio, ahora a mi contigo y con mi Gremnlin, que cuando se acerca el día de tu muerte, la pena que siempre está latente, la ausencia que se siente presente, aumenta, aumenta, aumenta mucho. No puedo evitar sentirme culpable, en deuda contigo por tantas cosas que dejé de hacer, que ahora las haría de mil amores. Siento pena honda y profunda de que no estés en la casa para ver el florecer de la bugambilia, del verde que está tomando el patio, las florecitas primeras que están apareciendo, los aromas. Nadie disfrutaba tanto ese esplendor primaveral como tú... y yo sin darme cuenta (ahora sí) mientras podaba, regaba, guiaba, cuidaba, iba entregándote más y más belleza para que contemplaras. Me alegra eso al menos, saber que coopere para que tus imágenes fueran las mejores posibles.

Me retumba una y otra vez, esa tarde en la UTI en que me agradeciste, ¿que mamita? te dije ¿que me vas agradecer tu a mi si todo te lo debo a ti? Todo, todo, mamita todo, todo. Lo que soy, lo que me diste, las enseñanzas que las escuché todas aunque puse caras y gruñidos, que ahora las atesoro, rememoro y guardaré en los para siempre, jamás. Pero no me bastan, nada lo es, en el sin llenar de la existencia necesitaria que mi Dios personal, cumpliera su palabra y los trajera a ti y a mi papá de vuelta a mi lado, no eran ustedes los que tenían que dejarnos, lo ideal que ninguno lo hiciera, en todo caso yo, en todo caso la idea era que jamás de los nuncas tuviera que vivir sin ustedes.... porque para eso no sé si sirva, no sé si quiera, no sé si podré. No resulta mamá, no tiene sentido, no eran esas las condiciones para vivir donde fuera, donde fuera la vida tenía que hacerse con ustedes, contigo, con mi papá, ojalá en Guadalajara....
Te extraño tanto.

19 de septiembre de 2013

¡¡¡ FELIZ CUMPLE ¡¡¡

Por siempre jamás y desde la memoria de todos los que te queremso, recordamos en septiembre, noviembre y todos los días de la vida. Abrazo bien apretado.

16 de septiembre de 2013

Tu ausencia en septiembre...

Después de tanto esperar la primavera, el calorcito, que la bugambilia floreciera, que el aroma de las flores entrara por todas partes, abrir las ventanas y puertas de la galería para calentar naturalmente el ambiente, para que tu, mamita linda, vieras enverdecer y rojizar la bugambilia desde tu camita, desde la galería, nada, nada y pese a que todo está por estallar, el sol, las flores, los aromas, la primavera a mil, nada, nada, todo, todo, deja de tener sentido.

Supongo que será el efecto septiembre con su conmemoración de 40 años, el peso de la historia, aquella historia que construiste con mi papá, juntitos, felices, alegres, creyendo a mil en la Unidad Popular. También será que se acercan los dos meses desde que te fuiste, que la casa comienza a gritar lo evidente QUE NO ESTAS, NI VOLVERAS A ESTAR, que ya no te apareces en mis sueños, que por más que pienso y lloro por tí, no apareces para calmar mi pena, mi honda pena mamita querida. Tu ausencia comienza a pegar fuerte. Fuerte en mi corazón, en la casa, en la belleza con que cada día se tiñe el aire, el cielo, las flores que  nacen coloridas, hermosas, la bugambilia que comienza a llenarse de brotes, el limón de frutos, el jardín entero de verdor. Y no puedo dejar de lamentar que no estés para admirar, para olorosear los dulces aromas de las flores, de la flor de la naranja que se cuela por el aire...

Me consuela poquito saber que apareces en los sueños de la Emi, en compañía de mi papá, los dos igualitos a como nos dejaron, que estés junto a él, que vuelvas  a ver a tus queridos hermanos, a tus papás, a la gente querida que toda, toda, se ha ido. Pero tampoco me alcanza tanto porque en tu alegría y ausencia, se marca la presencia que no estás, que por más que toda tú marcas un espacio en la casa, no estás, no estás para tomarte la mano, para abrazarte, decirte una pesadez, pero sobre todo abrazarte y ser lo tierna y cariñosa que siento que no fui, lo amorosa y cariñosa que siento que no fui, que quisiera ahora que no te tengo, hacer mucho de lo que no cuando si estabas. Eso que le dicen "culpas" internas, externas, vivas, en carne propia, latentes, dolosas, porque maldita sea soy tan común y corriente, que al igual que las ovejas del montón descubro, que todo cuanto debí haber hecho en vida, ahora tan solo puedo marcarlo en faltas, en ausencias, en carencias, en ganas de abrazarte, decirte que te quiero con todo mi corazón, que me encantaba ser tu amiga, tu compañera de casa, de ver todas esas noches juntitas en tu pieza, las series de TV, las malas, las entretenidas, las obvias, todas y cada una, como diría la masa "LAS VERIA NUEVAMENTE SI ESTUVIERAS ACA CONMIGO".

Esos placeres siniestros que nos deja el ser tan humanos, tan tontos, tan creídos de no aprender de las experiencias vividas por otros, igual de tarados que una, y que ahora sumarme a la masa no me sirve ni de consuelo ni de nada, porque lo que más quisiera, lo unico que quisiera es TENERTE A MI  LADO.

5 de septiembre de 2013

Imágenes marcadoras.

Recuerdo algunas noches de infancia, en mi habitación de Gregorio Dávila en Guadalajara, tratando de quedarme dormida, mirando el afiche de La Moneda incendiada y las frases del discurso de Allende:
"no se detienen los procesos sociales,
ni con el crimen,
ni con la fuerza"
y como la idea de la muerte, su muerte, la nuestra, la mía, su significado provocaba un estremecimiento estomacal, cercano a la sensación un abismo que se abre dentro mío, seguido de fuertes retorcijones.

La muerte, el fin, ya no ser, no estar, no estar, NO ESTAR MAS, eran palabras oscuras, tristes, negras, que provocaban seguro desvelo, ya que tardaba mucho en apartar esas ideas de mi mente. Lo más terrible, era pensar mi vida sin mis padres, que algún día tuviera que estar sin ellos, nunca más junto a ellos, no verlos, no tenerlos a mi lado nunca, nunca, nunca más, me aterraba profundamente.

Con los años sume aquellas situaciones inusuales, marcadoras, como el curioso estilo de vida de las nuestras vecinas españolas "Las Hermanitas Arceluz", en Bruselas 150 en guadalajara. En la casa a mano izquierda, vivían estas tres hermanas de edad madura, acompañadas unicamente por su perrita "la chiquita".
Tres mujeres, como mis hermanas y yo.
Cada una con una personalidad particular y definida:
Laurita, la mayor, encargada de administración económica, una mujer pequeñita, gordita, de pelo largo canoso que peinaba con una trenza muy ceñida a la cabeza.
María Luisa, la hermana seria, seca, la gruñona, y encargada de las compras, el aseo y la comida.
María Teresa, la más dulce de las tres, era la menor, la más tierna, romántica, soñadora, dueña de  la perrita "la chiquita". Ella, una mujer de piel muy blanca igual que sus hermanas, la más coqueta, que pintaba las uñas de las manos de colores más llamativos, así como el cabello y los labios. De las tres, era la más linda y la que guardaba el secreto de un amor fallido que la obligó a quedarse a vestir Santos, junto a sus hermanas.
Y me marcó tanto, tanto, la curiosa similitud de que ellas fueran tres hermanas, como nosotras, que vivían juntas, en la casa continua y nosotras tres mil veces más jóvenes, pero tres también y con nuestras personalidades definidas y particulares.

Esos detalles, sucesos de la vida, que marcan con tal vehemencia, al grado de sentir que el mundo se divide entre un antes y ese después.
En el que una noche, le pedí a mi Dios personal, que cuando llegara el tema de la muerte, permitiera que fuera yo la primera, antes que mis padres, a sabiendas que jamás de los nuncas, podría permanecer contenta sin ellos, que la vida sin ellos no sería tal.
Además, de la posibilidad de vivir las tres hermanas juntas en una misma casa, con alguna mascota y nadie más, al igual que las "Hermanas Arceluz", y que por cierto, no me desagradaba demasiado tal situación.
Pienso ahora si será que ese pensamiento el que ha hecho tener esta vida sola, más no solitaria..... 
Lamento que mi Dios personal, no me complaciera en haber sido yo la que muriera y no mis padres amados.